Colgado a la vida

AutorMETRO - STAFF

La imagen ya es conocida: 11 obreros se toman un descanso sentados sobre una viga metálica, a cientos de metros sobre el suelo, sin ninguna protección.

Ocurrió en Nueva York, hace ya más de ocho décadas, pero (salvando las distancias) es una situación a la que muchos albañiles se enfrentan ahora, cada día, en la Ciudad de México.

La diferencia entre un susto o una desgracia en la chamba depende del uso del arnés.

"Te lo debes de poner, porque quieres regresar a tu casa todos los días a ver a tu familia", afirmó tajante Abelardo Sandoval, asesor especializado en sistemas de seguridad en altura de la empresa Hawk.

"El usuario, cuando no está acostumbrado a usar el equipo, pone cualquier pretexto: "me es incómodo", "me calienta", "me estorba"... pero no son incómodos, son equipos bastante livianos (...) pueden pesar entre 3 y 4 kilos", agregó.

En el mercado hay varios tipos de arneses, en función de las necesidades del trabajador.

Por ejemplo, para aquellos que tengan que trabajar en contacto con la electricidad, existen dispositivos dieléctricos, para zonas donde el riesgo eléctrico es moderado, y otros arneses de arco eléctrico, para quienes sí trabajan en áreas de alto riesgo.

"No te garantizan que no te vaya a dar una descarga", precisó Sandoval, "pero en el caso de que la hubiera, no permite que llegue tanto al cuerpo".

Además, cada arnés ofrece un sistema de sujeción diferente: pueden ser de posicionamiento, de suspensión, líneas de vida vertical o contra caídas, entre otros.

"Los arneses van a variar en la necesidad, porque para un sólo...

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