Coldplay: Desciende en México

AutorAlonso Arreola

Unos tardaron más en darse cuenta, es cierto. Cansados de buscar agujas en el pajar del rock pop (algo tan agotador como frustrante), algunos dudaron de la vox pópuli que enaltecía a unos nuevos hijos de la clase obrera inglesa; típica historia inflada por quienes portan y presumen "las primicias" de la información sonora.

Con referentes sólidos en el rock pop británico reciente (Pulp, Blur, Elastica, Oasis, Radiohead, The Verve, Travis, Placebo, etcétera), quizá se pensaría que algo más simple podría empatarlos o incluso superarlos. Pero tal vez así fue. El disco Parachutes, primero de Coldplay (Chris Martin, voz, piano y guitarra; Guy Berryman, bajo; Jonny Buckland, guitarra, y Will Champion, batería) llegó finalmente a la redacción de revistas y periódicos con su aura de "prodigioso miligramo". Corría el año 2000.

El vuelo en paracaídas

En la cabeza podían fluctuar posibles orígenes, influencias, y genealogías: ¿cómo se atrevían estos adolescentes a arrancar su primer álbum con una pieza de dos minutos de optimismo en la que cantaban "we live in a beautiful world, there's nothing here to run from, 'cause everybody here's got somebody to lean on"?

Y si parecía difícil creer que "Don't Panic" fuera tan certera, el resto vendría con "Yellow" y "Trouble", pieza que reinstaura al piano en el rock masculino en el Olimpo de Elton John, Billy Joel o Bruce Springsteen. Así, los diáfanos motivos melódicos, una voz cansada y tiernos acompañamientos en que la guitarra resplandece esclavizada por un bajo y una batería siempre a tierra fueron las saetas con las que Coldplay quizá trata de avasallar nuestros sentidos por su aliento oceánico.

"La voz suena como la de Dave Matthews", decían unos. "La guitarra se parece a la de U2", aseguraban otros. "La última rola...

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