El colapso del modelo económico (II)

Por José Luis de la Cruz Gallegos

CIUDAD DE MÉXICO, febrero 20 (EL UNIVERSAL).- El modelo de apertura económica es deficitario, no únicamente en la parte comercial, el desequilibrio también abarca al sector de los servicios en donde el problema es mayor, un déficit de (-) 57.5 mil millones de dólares tan sólo durante 2015. Sólo las remesas ayudaron a enmascarar este foco rojo.

México apuesta por la apertura económica pero no genera la base productiva para competir, se conforma con ser una base maquiladora y receptora de inversión extranjera. La especialización de la política económica se centró en facilitar el arribo de inversión extranjera, no en la generación de empresas productivas nacionales.

No obstante, la relevancia de lo anterior hay otras contradicciones fundamentales en la implementación del modelo económico mexicano: se apostó por la apertura pero intentando mantener el control sobre variables que deberían operar bajo la lógica del libre mercado.

Una de ellas fue el tipo de cambio. Con el objetivo de mantener bajo control a la inflación, se implementó una política económica de corto plazo que favoreció la importación de bienes y servicios a precios bajos, no necesariamente de calidad, pero que en el largo plazo ya propició el saldo negativo de las cuentas externas de México.

En algunos momentos se le mediatizó como el ?súper peso?, una moneda fuerte en comparación con lo que ocurría en otras de naciones emergentes. Una ilusión pasajera que hoy cobra su factura.

En apariencia, México tiene un sistema de libre flotación; sin embargo, es libertad bajo fianza. Cuando el peso de deprecia más allá de lo que las autoridades económicas consideran pertinente, inmediatamente intervienen para evitar que ello siga ocurriendo. En principio se puede argumentar que es para mantener la estabilidad macroeconómica; sin embargo, también existe otra razón.

La depreciación de la moneda ocasiona inflación, los productos y servicios importados salen más caros, basta recordar el enorme déficit de bienes y servicios antes mencionado, más de cinco puntos de PIB mexicano.

Una hipotética depreciación de 2 pesos implica que se requieren 115 mil millones adicionales del exterior para financiar el débito. Es el costo de la dependencia, una aproximación de lo que pasó en 2016. Los primeros en recibir ese impacto son los importadores, esencialmente empresas comercializadoras y aquellas que compran insumos y maquinaria para producir.

Durante los últimos 15 años...

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