Colaborador Invitado / ¡Qué astuto, don Fidel!

AutorColaborador Invitado

Sabina Berman

Me quito el sombrero (que no tengo) ante su razonamiento (que no es tal), señor gobernador de Veracruz. Primero manda a los priistas del Congreso de su estado a votar por "el derecho de la vida desde la concepción" y días después publica un artículo en el que expresa: "Yo estoy a favor de la despenalización del aborto".

Es verdaderamente difícil entender su enredo conceptual, pero lo intento.

Es que desde ahora en Veracruz se prohíbe la interrupción del embarazo, merced a una ley que es calca de las otras votadas ya en otros 16 estados, pero en Veracruz no se impondrá pena alguna a las mujeres que infrinjan la ley, es decir por primera vez, porque las reincidentes sí serán penalizadas.

Es decir, se prohíbe algo pero no se castiga, es decir: a quien lo hace la primera vez.

"Esto es un avance", se atreve usted a escribir. Y de verdad una se abisma en las honduras del lenguaje para tratar de adivinar a qué se refiere.

Ah, ya: se refiere a que no se encarcelará a una mujer violada por intentar abortar. No se le darán ni se le permitirán emplear servicios médicos para hacerlo con seguridad y limpieza, pero, por lo menos, no se le pondrá detrás de rejas de un calabozo.

Gracias, señor gobernador, a nombre de las mujeres mexicanas.

"Esto es un avance", se atreve usted a escribir. Claro, es un paso adelante del medioevo.

No, señor gobernador, no nos engaña. Estamos hechas de la misma educación que usted. Sabemos leer y escribir y conocemos la historia de México, igual que usted. Y conocemos también la historia de los derechos de las mujeres, probablemente mejor que usted.

En el asunto de la libertad de las mujeres para decidir sobre su propio cuerpo hay dos ideologías y basta. La milenaria ideología patriarcal y la joven ideología democrática.

Según la milenaria ideología patriarcal, las mujeres somos propiedad de alguien. De nuestros padres, de nuestros cónyuges, de nuestros sacerdotes, de nuestros hijos. Y lo que ocurra dentro de nuestro cuerpo es igualmente propiedad ajena.

Si una mujer se embaraza por una violación debe soportar su embarazo y dar a luz, como si su cuerpo no fuera suyo, porque su hijo tiene propiedad sobre ella. Si la vida de una mujer corre peligro por un embarazo malo, debe dar a luz, aún si muere, por las mismas razones. Si una mujer se embaraza por accidente, debe dar a luz, como si propia naturaleza fuese una fatalidad.

Pero según la joven ideología democrática, apenas surgida en 1789, y apenas aplicada a las...

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