Colaborador Invitado / Rosario Robles Berlanga: Hambre, inclusión y bienestar

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En México existe hambre y quienes la padecen han carecido de visibilidad, tanto en los diagnósticos sociales como en las políticas públicas.

Ello, a pesar de que en 2011 murieron 11 mil mexicanos por causas asociadas a la desnutrición; de que 28 millones de personas padecen carencia alimentaria, y que 7.4 millones -según datos de 2010- suman a esta vulnerabilidad una condición de pobreza extrema. Son los más desamparados y deben ser el centro de los esfuerzos de política pública.

Su número equivale a la suma de toda la población de Veracruz y Baja California Sur, algo inaceptable para un país que destaca como la decimocuarta economía más pujante del mundo.

La presencia del hambre es un drama social, es un desafío ético y político; erradicarla es un imperativo categórico para el Estado, es un mandato explícito del artículo 4o constitucional.

Estas son las razones que llevaron al Presidente Enrique Peña Nieto a proponer la implementación de una Cruzada Nacional contra el Hambre como una de las prioridades de su administración, más allá de colores y banderas políticas.

El hambre es un ácido que corroe lo que toca: afecta el desarrollo físico y cognitivo de los niños, incrementa las enfermedades y la mortalidad infantil y materna, deteriora el capital humano, disminuye la productividad. Y, por si esto fuera poco, vulnera la dignidad y la libertad de las personas.

Por eso, por una razón estricta de justicia social, teníamos que actuar reajustando presupuestos, programas, construyendo acuerdos, moviendo estructuras y destrabando inercias burocráticas.

La Cruzada no solo busca hacer efectivos los derechos sociales que nuestra Constitución consagra, como el derecho a una alimentación suficiente y nutritiva. También busca cambiar el entorno social con vivienda digna, infraestructura, agua potable, drenaje, saneamiento, y proyectos productivos para crear puertas de salida a la pobreza.

Sus objetivos centrales son:

  1. Cero hambre a partir de una alimentación y nutrición adecuada de las personas en pobreza multidimensional extrema y carencia de acceso a la alimentación;

  2. Eliminación de la desnutrición infantil aguda y mejoramiento de los indicadores de crecimiento de niños y niñas en la primera infancia;

  3. Aumento de la producción de alimentos y del ingreso de los campesinos y pequeños productores agrícolas;

  4. Reducción de las pérdidas post-cosecha y de alimentos durante su almacenamiento, transporte, distribución y comercialización; e

  5. Impulso a la...

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