Colaborador Invitado / Víctor Hugo Romo Guerra: Aprender a coexistir con el riesgo

AutorColaborador Invitado

La inusitada sacudida del nuevo 19-S removió, con todo y tierra, la conciencia de la población y nos regresó a nuestra realidad: estamos dentro de la franja mundial -unos 40 mil kilómetros- donde se registra la mayor actividad sísmica y volcánica del planeta.

Esa franja, conocida como el Cinturón de Fuego del Pacífico, está formada por varias placas tectónicas y se extiende desde Asía hasta América y registra el 90 por ciento de los terremotos, donde el 80 por ciento son los más violentos e intensos del planeta.

Lo peor es que todavía no existe tecnología que permita saber cuándo y dónde se va a registrar un terremoto. Su intensidad, efectos y consecuencias también son impredecibles.

Los jóvenes se volcaron en espontánea solidaridad para salvar vidas el pasado 19S sin conocimiento, herramientas, ni capacitación alguna.

Fue ejemplar, valerosa e invaluable su respuesta ante la emergencia, pero la mayoría lo hicieron en condiciones de alto riesgo, porque si se sabe cómo hacerlo hay menos peligro para rescatistas y rescatados.

La población desalojó edificios durante el pasado simulacro del 19 de septiembre con orden y precisión, pero dos horas y cuarto después, frene a la realidad, entró en pánico, olvidó los protocolos y la mayoría no supo cómo reaccionar en el lugar donde se encontraba.

El pasado 19S, igual que hace 32 años, nos recordó que somos frágiles, débiles y vulnerables frente a la naturaleza.

Esa condición de indefensión nos enseñó, otra vez, que la única y más viable alternativa para alcanzar mayor supervivencia es la prevención y la capacitación.

La gran enseñanza del 19S es que, ahora sí, comprendimos que es inaplazable convertir en verdaderamente resilientes las zonas sísmicas del país, particularmente la Ciudad de México. También mostró a la población que debe aprender a coexistir con el riesgo y estar siempre preparada para enfrentarlo, porque está latente, igual ocurre 32 años que 11 días después.

Ser resiliente significa estar capacitado para anticiparse, resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de los efectos de un desastre en forma oportuna y eficaz.

Implica destinar recursos para fortalecer y ampliar los sistemas de monitoreo y alerta sísmica, innovar, mejorar tecnología...

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