Colaborador Invitado / Luis Durán: La educación como motor

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El Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) recientemente publicó su nuevo estudio sobre la movilidad social en México, y sus resultados son alarmantes: en nuestro país es muy difícil para quienes nacen en los hogares más pobres mejorar su situación socioeconómica.

Aunque tengan talento y hagan su mejor esfuerzo por superarse, es poco probable que esas personas salgan de esta situación de desventaja.

El dato es gravísimo: 70 de cada 100 que nacen en el quintil más bajo de la distribución no logran salir de la condición de pobreza. El estudio reconoce que en los últimos años hemos sido testigos de un ligero avance, pero aún estamos a años luz de contar con una sociedad justa.

El origen social de las personas, su hogar, determina su destino, y esta tendencia es especialmente persistente en los estratos más altos y más bajos de la distribución de ingresos.

En nuestro país la escolaridad de los padres es el principal determinante de las oportunidades educativas a las que tendrán acceso sus hijos. Los padres que solo finalizaron primaria, tendrán, en promedio, hijos con solo cuatro años de escolaridad, mientras que padres con educación universitaria verán a sus hijos ingresar también a la educación superior.

¿Cómo lograr que el lugar donde nacemos pese menos que el esfuerzo y la dedicación? Claramente la respuesta no es sencilla, pues son demasiados los componentes que ensombrecen el "sueño mexicano". Para tener un país más justo, se requiere una política integral en muchos ámbitos, entre ellos el educativo.

Una de las cinco medidas concretas que propone el CEEY para facilitar la movilidad social intergeneracional es mejorar significativamente la cobertura, la calidad y la pertinencia de la educación media y media superior.

A pesar de que en México se ha logrado aumentar la cobertura educativa en los últimos años, ésta no se ha traducido en una mayor movilidad social, pues la distribución de oportunidades educativas continúa siendo muy desigual.

Para que la educación actúe como un verdadero catalizador de mayor bienestar y movilidad social ascendente, los esfuerzos de ampliación de cobertura deben ser acompañados con medidas encaminadas a reforzar decididamente la calidad y la pertinencia.

De poco nos sirve graduar a más personas de la educación media y superior si su título no les permite acceder a un buen...

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