Colaborador Invitado / Karen Batres: El silencio

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En muchas partes del mundo, las mujeres salieron a las calles el sábado 25 de noviembre, no en celebración, sino en manifestaciones por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Naciones Unidas declara que la violencia en contra de mujeres y niñas es la violación de los derechos humanos más persistente, amplia y devastadora de nuestros tiempos.

En paz y en guerra, mujeres y niñas son víctimas de secuestro, discriminación, acoso sexual, violencia doméstica, tráfico de personas y el sinfín de maltrato que un ser humano puede ejercer en contra de otro.

Pero las tomas en televisión y noticias de los periódicos mostraron algo peor, algo que al final del día explica por qué estamos como estamos: las manifestaciones en su mayoría no contaban con hombres.

Se plantea una y otra vez que el problema de la violencia en contra de mujeres es un problema estrictamente femenino, como si ellas solas pudieran encontrar una solución. El aspecto más asqueroso del problema es el silencio de los testigos. Y me refiero a los testigos varones.

La avalancha de denuncias anónimas y específicas que nos ha arrollado en las semanas recientes es prueba del tamaño del problema.

La mayoría de las mujeres no tiene suficiente confianza en el proceso de denuncia dentro de las universidades, hospitales, preparatorias, compañías televisivas y oficinas privadas y gubernamentales como para atreverse a denunciar y exponerse a las represalias y la vergüenza pública que son las consecuencias.

"La intervención de los observadores (bystanders) es de importancia crítica cuando un acosador cuenta con una posición de prominencia, porque las víctimas son mucho más renuentes a denunciar dentro de una relación de desigualdad de poder", afirma la abogada Wendy L. Patrick.

¿Por qué la indiferencia y el silencio de los testigos? La también doctora señala que la objetivización de las mujeres normaliza la conducta acosadora.

Otro motivo es que la mujer y el hombre perciben el acoso de manera distinta. Mientras que un hombre que promete una promoción si la mujer se acuesta con él visualiza la situación como un intercambio social, la mujer lo ve como una amenaza.

Peor aún, parece que la percepción de...

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