Colaborador Invitado / Héctor Ocampo: El boom de los SUVs

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Mi tío, un doctor ya jubilado que vivió su juventud en la época en que Mustang conquistaba los corazones de los entusiastas del motor, siempre me hace la misma pregunta: ¿se puede uno enamorar de los autos?

Está más que claro que todos podemos responder esa pregunta con un contundente "sí". En nuestras vidas, pasamos de enamorarnos de un póster del deportivo del momento, a cuando ya tenemos la oportunidad de conducir por primera vez. Lo que enamora, al inicio, es la libertad que otorga el automóvil.

No me dejará mentir, querido lector: le apuesto que el primer día que condujo, soñó con largas horas de manejo con su nuevo amigo, la posibilidad de ir a donde quisiera sin tener que rendirle cuentas a nadie (salvo respetar las leyes).

Pero no sólo es el auto, su estética, equipamiento o desempeño lo que nos enamora, sino el cómo nos hace sentir. La imagen que proyecta, lo que creemos que dice de nosotros y lo que las marcas quieren que pensemos sobre sus autos. El marketing es una herramienta contundente para crear imágenes mentales que nos determinen como parte o no de cierto tipo de personas. Entonces, ¿nos enamoramos de ese montón de fierros o de lo que dicen que debemos ser cuando conducimos cierto vehículo? Es una combinación de ambas. He hecho el ejercicio con varias personas que no saben nada de autos (vaya, mi esposa cree que todos son iguales) y tienen una imagen preestablecida sobre la marca, modelo, sumado a el cómo lo ven en persona. Sin embargo, cuando lo conducen, se reafirman o rechazan todos esos prejuicios. Por ello es que el marketing en el mundo automotor sí genera ciertos estereotipos, pero es el auto per se el que termina cumpliéndolos o decepcionándolos.

Pero las cosas parece que ya no serán lo mismo. Para los próximos años las marcas automotrices enfrentan un reto enorme. El mundo está cambiando y el auto como una parte plena y clara de nuestras vidas también comienza a sufrir modificaciones. ¿Qué sucederá en un par de décadas? ¿Será probable que dejemos de ver al auto...

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