Colaborador Invitado / Germán Martínez Cázares: López-Gatell se contagió

AutorColaborador Invitado

Hugo López-Gatell se contagió. Sí. Me refiero al súper subsecretario encargado de prevenir las enfermedades de la nación. Fue en el municipio de Huiramba, Michoacán, en el verano de 1985, cuando un grupo de setenta inquietos muchachos padecieron una afección pulmonar; entonces López-Gatell era un joven alumno de una escuela que participó en una campaña de alfabetización para adultos promovida por el gobernador Cuauhtémoc Cárdenas. Como un misionero, López-Gatell enseñó a leer a michoacanos, en un poblado rural a treinta kilómetros de Morelia, comandado por el famoso ex diputado Jorge Martínez "El Chale". Pero el grupo ¡se infectó! por falta de higiene en la cocina.

No sé si el futuro doctor cayó en cama, pero el grupo ("universo", dicen los epidemiólogos) sufrió la dolencia respiratoria. Algunos no sintieron nada, otros resistieron en Michoacán, pero otros regresaron con urgencia al Distrito Federal para ser atendidos y hospitalizados. Exactamente eso pasará con el Covid-19: unos no enfermarán, otros no tendrán síntomas, unos más llegarán al hospital. Afortunadamente en el grupo de López-Gatell hace 35 años no hubo muertos, sin embargo, hoy, en México, ya empezamos a contar los fallecimientos.

El éxito de la gestión de López-Gatell será como su excursión michoacana: se medirá por hospitalizados y defunciones. Y sus buenos o malos resultados "infectarán" directísimo al gobierno de México. En otras palabras: sin domar al coronavirus y sus consecuencias económicas y sociales, no habrá cuarta transformación de la vida pública de México. López-Gatell contagiará tarde o temprano a López Obrador.

Igual que en aquella enfermedad de la campaña alfabetizadora michoacana, López-Gatell y los servicios de salud públicos tendrán que decidir quién resiste en su casa, quién necesita medicinas y quién será trasladado a una cama para apoyo respiratorio. Elegir a esos pacientes, seleccionar los casos graves para consulta urgente, y apartarlos de los menos delicados es una decisión grave; será literalmente discriminar entre quién vive y quién no. Un "triage respiratorio", le llaman los especialistas. ¿Nuestros médicos están preparados para resolver ese difícil dilema? Garantizar todo el material no basta. ¿Están capacitados los galenos? En muchas ocasiones en los hospitales públicos, quienes tienen esa enorme responsabilidad del "primer contacto" son los llamados "residentes"...

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