Colaborador Invitado / Eugenio Lira Rugarcía: Francisco en México

AutorColaborador Invitado

"Al ver al Papa y oír sus mensajes, dan ganas de ser mejor", me comentó una persona. Esta frase manifiesta que algo bueno se sembró en aquel corazón; algo bueno que puede crecer y dar fruto a nivel personal y social. A esto vino Francisco, quien había señalado que quería visitarnos como misionero de misericordia y paz, "para confesar juntos nuestra fe en Dios (...) y visitar la casa de la Virgen María".

De regreso a Roma, el Papa compartió que su viaje "fue una experiencia de transfiguración", porque "el Señor nos mostró la luz de su gloria a través del cuerpo de su Iglesia, de su Pueblo santo que vive en esa tierra. Un cuerpo muchas veces herido, un Pueblo tantas veces oprimido, despreciado, violado en su dignidad".

10 millones 572,272 personas de este Pueblo -muchas más de las 882,225 que para garantizar la seguridad y los servicios de baños y centros de hidratación y primeros auxilios recibieron gratuitamente un boleto para asistir- participaron en las misas, eventos y vallas durante la visita papal en México, Ecatepec, San Cristóbal de Las Casas, Tuxtla Gutiérrez, Morelia y Ciudad Juárez. Y muchos millones más la siguieron en nuestro país y en 140 naciones a través de los medios de comunicación.

La oración, los gestos, las palabras y el testimonio de Francisco le ganaron el corazón de este Pueblo, que pudo comprobar su capacidad de escucha, el realismo con que habló, la luz del Evangelio que nos ofreció -del que brotan valores universales capaces de mostrarnos el camino hacia un progreso integral que no excluya a nadie-, y el ánimo que nos comunicó para recorrer esa vía, "echándole ganas" en la construcción de un México mejor, teniendo en cuenta que "un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común".

El Papa nos hizo ver que en este esfuerzo nos acompaña la Madre de Guadalupe, quien nos pide ayudarla a levantar la vida de sus hijos, nuestros hermanos, venciendo la tentación de la resignación que impide "no sólo caminar, sino...

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