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Colaborador Invitado / Daniel Millán: La escuela de Emilio

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Vincent
AutorColaborador Invitado

Todas las mañanas, apenas abren la puerta, Emilio entra disparado a su escuela, una primaria pública. Como sus compañeros, va de uniforme y carga una pesada mochila. A diferencia de ellos, no entra solo, sino acompañado por un joven sicólogo, que le auxilia a lo largo de la jornada escolar.

Emilio, mi energético hijo de once años de edad, fue diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA), condición que afecta, entre otras, las áreas de comunicación y lenguaje. Se calcula que, en México, 1 de cada 115 niños padece TEA. Emilio es un chico dulce y amistoso. Carece de lenguaje verbal y puede tener conductas disruptivas. Aprende a su manera. Una vez que tuvo edad de ingresar a la primaria, alentados por Domus -una organización líder en autismo sin fines de lucro- y no sin temor al rechazo, su madre y yo aceptamos enviarlo a escuelas regulares y no a una especial.

Hoy, Emilio se educa en un aula con niñas y niños neurotípicos, asistido por un asesor que le adecua los programas y modula sus exabruptos. Emilio y otros chicos con TEA no siempre pueden seguir a cabalidad la currícula oficial, pero en cambio logran adquirir conocimiento y desarrollar habilidades sociales. Quizás más importante es que al convivir en la misma aula unos y otros, niños con y sin discapacidades adquieren valores superiores como el respeto y la tolerancia.

Por estas razones, resulta un gran paso el reciente fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (3.10.18) que determina que la educación para personas con discapacidad debe ser inclusiva. La ponencia elaborada por el ministro Alberto Pérez Dayán establece que son las escuelas ordinarias con orientación integradora, y no las especiales, las más eficaces para combatir la discriminación y construir una sociedad incluyente. El fallo abona a lo expuesto en la Ley General de Educación de 1993, que en su artículo 41 establece como meta la integración de menores con discapacidad en planteles de educación básica regular, mediante la aplicación de métodos, técnicas y materiales específicos.

Podemos, pues, congratularnos de tener un marco legal que garantiza la inclusión para niños con discapacidad. El fallo de la Corte visibiliza, en particular, a los menores con autismo...

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