Colaborador Invitado / ¿Día de infamia?

AutorColaborador Invitado

Humberto Jasso

El lunes 8 de diciembre de 1941, el Presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt se refirió públicamente al día anterior, como "una fecha que vivirá en la infamia", en referencia al ataque japonés a Pearl Harbor.

Hoy, 67 años después, ante otro lunes 8 de diciembre, el Presidente Bush dice que ese día empezará a analizar cualquier paquete de apoyo a las tres empresas automotrices estadounidenses que pueda emanar del Congreso, para ver si conviene dar apoyo; o si es mejor que las empresas entren a proceso de suspensión de pagos, para que ahí estas empresas puedan reestructurarse, y venderse algunas de sus "partes", muy probablemente ... ¡a los japoneses!

Cómo cambian los tiempos, y qué bueno. Ya no nos importa quién sea dueño de qué, mientras las cosas funcionen. Si las empresas estadounidenses anuncian vender Saab o Volvo, ¿quién tiene apoyo financiero ante la crisis actual, como demostró Mazda al aprovechar la coyuntura para quitarse del control de Ford; o Suzuki al comprar las acciones restantes de GM en su empresa, ambas el mes pasado? No importa.

Lo que sí importa, y no ha cambiado en 67 años, es la enorme responsabilidad de un Presidente ante situaciones adversas y urgentes.

No hay que subestimar a Bush en el proceso de apoyo automotriz, ya que aunque se llegue a un arreglo en el Congreso, Bush puede vetar o bloquear el arreglo hasta el 20 de enero próximo; ya sea para no meterse en embrollos en los que no cree; o ya sea por obtener "de salida" un último triunfo político al darle una estocada al sindicato automotriz UAW, eterno patrocinador del Partido Demócrata y por lo tanto, añejo enemigo de los Republicanos.

Y eso para mí en lo personal es sumamente preocupante. Sobretodo cuando altos personajes y publicaciones como el New York Times, reiteran ejemplos de rescates inútiles, incluyendo el de la industria del acero en Estados Unidos, en la cual los rescates fueron infructíferos; y no fue sino hasta la suspensión de pagos de las acereras, que el problema se arregló de fondo.

Y la diferencia radica en que la industria automotriz tiene una cadena productiva particularmente inmensa, mucho más que la del acero, y con impacto en mucho mayor...

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