Colaborador Invitado III/ Balance económico del 2000

Manuel Sánchez

Por su importancia central, me referiré exclusivamente a dos indicadores básicos, aunque no exhaustivos, del bienestar social: el crecimiento económico y la inflación. Entre más crece una economía, se generan más oportunidades de empleo e ingreso para la población; y entre menor es la inflación, se tiene mayor confianza para invertir y es más fácil proteger el poder adquisitivo de los ingresos y el ahorro, especialmente de los más pobres.

Durante el 2000, el crecimiento económico fue extraordinariamente positivo. Si bien no se cuenta con cifras oficiales, lo más probable es que el PIB aumentó más de 7 por ciento y el ingreso por habitante más de 5.5 por ciento. Para ilustrar los efectos favorables de este avance, conviene destacar que si la economía continuara expandiéndose a este ritmo, en dos sexenios México duplicaría su ingreso promedio, alcanzando niveles similares a los de un país moderno como Corea. Por el crecimiento económico, la tasa de desempleo se ubicó en promedio en 2.2 por ciento y los salarios medios de cotización del IMSS se recuperaron más de 4 por ciento en términos reales.

En buena medida, los resultados del 2000 estuvieron asociados a la expansión de la economía norteamericana, cuyo ritmo se estima superó 5 por ciento, la tasa anual más alta desde 1984. Por otro lado, la preocupación sobre si parte del dinamismo económico de México fue artificialmente impulsado por una política gubernamental expansiva se relaciona con el siguiente aspecto, el control de la inflación.

La evaluación sobre el combate a la inflación es mixta. En un sentido, lo logrado es significativo si se considera que, en términos del INPC, la variación anual de los precios a diciembre fue 9 por ciento, una baja de más de tres puntos porcentuales respecto a 1999, y un punto porcentual inferior al compromiso establecido por el Banco de México para el 2000.

No obstante, desde otro ángulo, el combate a la inflación fue insuficiente si se tienen en cuenta las favorables condiciones, tanto externas como internas, no registradas en muchos años. Contrastando lo ocurrido con lo previsto en el programa gubernamental para el 2000, el crecimiento económico de Estados Unidos fue 2.4 puntos porcentuales superior, el precio del petróleo alcanzó 10 dólares por barril más, el peso frente al dólar, lejos de depreciarse, se apreció, y las tasas de interés fueron inferiores en más de un punto porcentual. Sin embargo, el combate a la inflación superó el plan...

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