Colaborador Invitado / Arturo Saucedo: Cultura y espectáculo

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El espectáculo organiza con destreza la ignorancia de lo que sucede e, inmediatamente después, el olvido de lo que, a pesar de todo, ha llegado a conocerse. Lo más importante es lo más oculto.

Guy Debord, Comentarios sobre la Sociedad del Espectáculo.

Que vivimos en una sociedad del espectáculo no es novedad. Nuestros sistemas de información han sido invadidos y mediados por el espectáculo, lo mismo que nuestro sistema político; el espectáculo ha impuesto candidatos y ha abierto espacios en la política para actores y futbolistas, ha diseñado candidatos. ¿Cómo pasa el imperio del espectáculo por la cultura? ¿En un Estado en proceso de democratización, qué relación guardan la política y cultura, el espectáculo y la cultura?

La creación de la Secretaría de Cultura abre una nueva era en la relación de la política con la cultura. Su creación parece obedecer a una crisis que viene de la Reforma Educativa y su falta de consolidación en un Ramo Autónomo no está sustraído de los imperativos de la política. El mismo uso de las instituciones culturales se halla inmerso en el debate político y, al parecer, cada vez se hunde más en el mundo del espectáculo.

El Instituto Nacional de Bellas Artes vivió tiempos gloriosos: hace sólo algunas décadas su programa presentaba a los más grandes artistas internacionales: María Callas, Igor Stravinsky, el Ballet Bolshoi, actrices como Vivian Leigh, la Shakespeare Festival company; las puestas en escena eran de Salvador Novo, de Antonio López Mancera, Xavier Villaurrutia; las escenografías eran de Julio Castellanos, de Agustín Lazo, de Roberto Montenegro. Las temporadas de teatro, danza, ópera y música de cámara programaban a las grandes figuras internacionales. Ahora vivimos tiempos de gran descapitalización de las instituciones culturales y, al parecer, la creación de una Secretaría de Cultura no ha mejorado las cosas.

Aunque, con o sin la Secretaría de Cultura, ha habido una convivencia y una confrontación por momentos violenta con la política, casi siempre se ha optado por la no intervención del Gobierno en turno en los contenidos de la cultura; pero cuando lo han hecho, han provocado la movilización de los medios de comunicación y de las comunidades culturales ante las aberraciones que llegan a ocurrir desde el poder...

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