Colaborador Invitado / Claudio X. González Guajardo: Esperanza, escepticismo y exigencia

AutorColaborador Invitado

Este mensaje no es para el gobierno, es para los ciudadanos: ante lo que está aconteciendo en el arranque de sexenio, esperanza, teñida de escepticismo y exigencia.

Recuerdo bien que en 1988 una especie de "fiebre" nos arrebató a muchos. Finalmente, México estaba en el camino del desarrollo y una administración recién inaugurada se movía con prisa para fincar su legitimidad y su celo reformador. El "Quinazo" ayudó a cimentar la idea de que la cosa iba en serio con el nuevo gobierno. Se oía decir: "Las estrellas finalmente se están alineando para México".

El final todos lo conocemos. Reformas las hubo, algunas de ellas muy importantes (el TLC, la más destacada y perdurable). Sin embargo, la ambición desbocada e irresponsable, la inmadurez, así como la falta de defensas ciudadanas, terminaron en una dolorosísima devaluación. La recesión económica pauperizó a México, sobre todo a los más necesitados; sacudió al mundo. Todavía nos estamos recuperando de esa borrachera.

Un nuevo y fuerte viento de optimismo invadió al País en el año 2000 con el triunfo de la "alternancia política". Sin embargo, la inexperiencia, la pobre administración y, nuevamente, la falta de empuje y auditoría ciudadanas dieron al traste con muchos anhelos.

Ya nos sucedió dos veces, no permitamos que nos suceda de nuevo.

La actual administración inicia con el pie derecho: en la transición se logra una reforma laboral que el presidente Calderón no pudo sacar en un sexenio; el discurso inaugural, impecable; el Pacto por México entre los tres principales partidos políticos, casi increíble; la reforma al Tercero Constitucional oportuna y con gran potencial...

Se vuelve a oír del peso político del gabinete, de su oficio, del "estos sí saben lo que hacen". Una especie de re-edición de "las estrellas finalmente se están alineando para México".

No quiero dejar de reconocer el buen arranque del presente gobierno, incluyendo a los legisladores. Si alguien debe decirlo soy yo, que tanto he reclamado que se transforme nuestro fallido sistema educativo.

Sin embargo, la memoria y los tragos amargos del pasado impulsan un pensamiento: "¡Cuidado!".

Pongo como ejemplo lo que sucede en materia educativa: qué importante que los actores políticos prioricen lo educativo; que el Estado mexicano quiera recobrar rectoría en la materia; que se esté poniendo la calidad educativa, la profesionalización magisterial y la evaluación en el...

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