Colaborador Invitado / Eduardo Andere M.: CNTE, ¿cómo salir del enredo?

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El Estado se ha metido en camisa de 11 varas innecesariamente. Las cosas en educación no están bien. Gran parte del problema actual es que el Estado trata de resolver un enredo que propició. El Estado erigió una cultura de arreglos paralelos, de baja calidad y de rendición sin cuentas. Hacer y deshacer culturas lleva tiempo. Cambiar las reglas del juego súbitamente, además de ser riesgoso, por la confrontación, es injusto, por la unilateralidad. Para deshacer la madeja sin cuenda hay que negociar; pero antes se debe crear un espacio de negociación.

Entender el problema es el primer paso.

¿Por qué luchan quienes ostentan el poder? Los gobernantes y mayoría de legisladores federales perciben que la causa principal del rezago educativo ha sido la excesiva y "delegada" concentración del poder en dirigentes sindicales, y que las canonjías y privilegios otorgados tanto para los "institucionales", como para los "disidentes", fueron muy lejos. Además, de la letra de la reforma se colige una percepción entre autoridades y legisladores de que gran parte de las causas del fracaso educativo está en los maestros que por años han deambulado sin evaluación objetiva ni rendición de cuentas.

Acabar con arreglos corporativistas sería en sí un gran avance de moral política; pero un cambio en reglas del juego debe hacerse con cuidado.

¿Por qué luchan los maestros o sus dirigentes? Los "institucionales", al menos al nivel de las dirigencias, y quizá derivado del encarcelamiento de la ex líder del SNTE, han mostrado una actitud complaciente. Los "disidentes" han sido vehementes en su oposición. Independientemente de tratar de aumentar su presencia política, ellos perciben que las canonjías o privilegios son producto de décadas de lucha y negociación; de posicionamiento de clase y movilidad social para un estrato históricamente menos privilegiado. Ellos no ven la herencia o venta de plazas y los accesos o ascensos automáticos como una práctica corrupta, sino como una especie de compensación de clase, un patrimonio familiar. Después de todo, corre el argumento, empresarios y políticos han sido capaces, a través de distintas concesiones, arreglos o protecciones, con frecuencia monopólicos, de acumular patrimonios numerarios mucho más grandes para heredar. Además, los disidentes quieren dejar en las entidades federativas las decisiones de evaluación porque su poder de negociación disminuye cuando la contraparte es de magnitud federal.

Con estas posiciones, es decir...

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