Cocteles de antaño

AutorMiguel Rubio Godoy

Margarita, Bull, desarmador, cucaracha... evocativos nombres que presagian cómo nos sentiremos después de ingerir algunas de las mezclas que más que salir de un bar parecen surgir de la mente de un psicópata. Con insistencia también medio enfermiza, la publicidad y el medio nos invitan a disfrutar de los placeres de los más diversos alipuces. Pero estudios científicos indican que la afición por los cocteles alcohólicos dista mucho de ser un fenómeno reciente, pues se descubrió que en Creta y en Grecia, en la antigüedad, se preparaban ya mezclas de vino, cerveza y aguamiel.

Desde hace mucho tiempo los estudiosos del mundo clásico suponían que el gusto de los habitantes de la antigüedad era distinto al nuestro. Si hemos de creer en lo que narra Homero en La Ilíada, por ejemplo, el sabio y veterano Néstor le añadía a su copa de vino raspaduras de queso de cabra. Pues

bien, el primero de una serie de descubrimientos arqueológicos apunta a que el bardo probablemente tenía razón: en muchas tumbas griegas de la antigüedad se han hallado pequeños raspadores de queso de bronce junto a las copas y demás utensilios de cualquier barra que se respete.

Además, al analizar con mayor detenimiento las copas, tazas y ollas pertenecientes a la Edad de Bronce en Grecia, se encontró que los "cantineros" del ayer también preparaban los más extraños menjurjes. Esto se puede saber debido a que las bebidas dejaron su huella química en los pequeños poros de la arcilla de los recipientes que las contuvieron.

Es por ello que los objetos de arcilla o barro brindan mucha más información de la que salta a primera vista: protegidos del medio ambiente, en las oquedades de estos objetos algunos compuestos orgánicos pueden sobrevivir durante, literalmente, milenios. Hoy en día se emplea toda una batería de pruebas para sacarlos de nueva cuenta a la luz: rayos x, espectrometría, cromatografía, y un sin fin de técnicas de laboratorio.

Mediante esta técnica de arqueología "etílica" ahora se tiene noticia de que la más antigua bebida de uva fermentada se produjo hace 7 mil años en el pequeño poblado neolítico de Hajji Firuz Tepe, en una zona montañosa de lo que hoy es Irán. En el antiguo Egipto se consumían cerveza y vino hace 5 mil años, mientras que en las zonas más nórdicas y sin acceso a la vid se consumía cerveza y aguamiel, una bebida mucho más fuerte que se obtiene de la fermentación -justamente- de agua con miel.

¿Pero cómo le han hecho los arqueólogos y los químicos...

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