Cobra Andahazi venganza literaria

AutorÉrika P. Bucio

Con su novela El conquistador, el escritor argentino Federico Andahazi urdió una "venganza poética" al invertir la historia de la Conquista, narrando las aventuras del héroe mexica Quetza, quien descubre el Nuevo Mundo, Europa, y a sus salvajes habitantes antes de la llegada de Cristóbal Colón a América.

"Es una pequeñísima venganza poética", afirma. "Esta novela tiene como propósito poner un espejo delante de España y del acto salvaje que significó la Conquista, que Europa sigue reivindicando, y yo digo que nadie que se llame democrático puede reivindicar semejante genocidio".

Andahazi imaginó la travesía del héroe mexica como un relato especular del episodio del descubrimiento y la conquista de América: si Colón se topó accidentalmente con el Nuevo Mundo buscando la ruta hacia las Indias, Quetza descubre Europa intentando llegar a Aztlán.

Quetza toca tierra en Huelva y su tripulación se horroriza al contemplar cómo arden las hogueras de la Inquisición, del mismo modo en que los conquistadores lo hicieron con los sacrificios humanos.

No falta tampoco un encuentro cara a cara entre Quetza y Colón, "poseedores del secreto de la redondez de la Tierra", en la corte de la Reina Isabel la Católica.

"Los escritores tenemos casi, diría yo, la obligación de reescribir la historia. Muchas veces, la historia ha sido escrita ya, no por los historiadores sino por la literatura, y yo creo en la verdad literaria", asienta.

Andahazi no pretendió hacer una novela histórica y no teme al juicio de los historiadores.

"Una novela no tiene por qué ser verdadera, pero sí debe ser verosímil, y me parece que El conquistador nunca se aparta demasiado del camino de la verosimilitud".

Convencido de que toda novela surge de un hecho fortuito, encontró el principio de su relato en uno de los murales de Diego Rivera en el Palacio Nacional.

"En ese fantástico mural donde narra la historia de México, hay un fragmento que me resultó enigmático: una barca navegando hacia levante con un personaje dentro, y detrás un sol invertido. ¿Por qué no continuar con ese relato pictórico de Rivera?".

Así concibió las aventuras de Quetza, un huérfano que se salva de morir sacrificado, criado por un viejo sabio, que trazó antes que Copérnico las cartas celestes más precisas, se adelantó a Toscanelli al concebir el mapa del mundo, y supo que la Tierra era redonda.

"Es un representante arquetípico de la cultura mexica, pero también un espejo de Colón, Galileo, Copérnico. Sintetiza de...

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