En el clóset / Resplandor de Porter

AutorGuadalupe Loaeza

Hoy, con más nostalgia que nunca, recordamos al compositor estadounidense Cole Porter (1891-1964). Creemos que desde hace mucho tiempo nadie le canta al amor con tanta despreocupación, con tanta alegría, pero, sobre todo, con tanta comprensión. Después de leer el espléndido texto de Sabina Berman en la revista Proceso (Las confusiones de la derecha mexicana, 26 de enero) nos enteramos que existen mil 500 especies de animales en las que la homosexualidad se da naturalmente. Cómo me acordé entonces de la canción Let's Do It, de Porter. Sería tan bonito que las personas de derecha y que todos aquellos que se oponen a los matrimonios gay compraran sus discos y cantaran esta letra tan conciliadora: "En España, la mejor sociedad lo hace;/ lituanos y letones lo hacen,/ ¡hagámoslo, disfrutemos el amor!/ Los holandeses del viejo Amsterdam lo hacen,/ ya no digamos los finlandeses./ La gente en Siam lo hace,/ hasta los gemelos siameses./ En Boston hasta los frijoles lo hacen,/ ¡hagámoslo, disfrutemos el amor!/ Las almejas de Cape Cod, contra su voluntad, lo hacen,/ hasta las medusas flojas lo hacen,/ ¡hagámoslo, disfrutemos el amor!/ Las anguilas eléctricas lo hacen, aunque les choca, lo sé,/ ¿por qué preguntar si los sábalos lo hacen?,/ ¡mesero, tráigame de su hueva!/ En los bajos, los lenguados ingleses lo hacen;/ las carpas en la intimidad de sus peceras, lo hacen,/ ¡hagámoslo, disfrutemos del amor!/ Las libélulas en las cañas lo hacen,/ los ciempiés sentimentales lo hacen,/ ¡hagámoslo, disfrutemos el amor!".

Este autor tan lleno de alegría y encanto nació en Indiana. En realidad, "Cole Porter" son los apellidos de sus padres, Kate Cole y Samuel Porter. El poeta Juan Gelman en su libro Miradas: de poetas, escritores y artistas (ERA, 2006), dice que Cole era "insolentemente rico", ya que su abuelo tenía una suerte excepcional: "Si talaba un terreno para vender madera, encontraba petróleo". No cabe duda que el compositor heredó, además de la fortuna, esa buena suerte familiar. Sentía que su única responsabilidad era disfrutar la vida y lograr que los demás la disfrutaran.

Cuando tenía 6 años, comenzó a tocar el piano y el violín, pero este último no le interesó mucho, así que se dedicó con todas sus fuerzas al piano. A los 14 años se inscribió a una academia en Massachusetts, donde todos se dieron cuenta de que se trataba de un joven muy alegre, que componía canciones tan pegajosas que sus compañeros se aprendían de inmediato. A los 21 años, entró a...

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