Claudia Marín/ Rezar no cambia las cosas...

AutorClaudia Marín

"Mucha falta hacen los que oran siempre por todos aquellos que no oran nunca"

Víctor Hugo

La reciente decisión de Juan Pablo II de sugerir otra serie de misterios al rosario ha encontrado respuesta favorable alrededor del Mundo. La finalidad de este cambio es la de resaltar el carácter cristológico del rosario, y contemplar también los misterios de la vida pública de Cristo, del bautismo a la pasión.

El hecho de que el Papa haya añadido una nueva serie de misterios al rosario no implica ningún cambio en el tradicional rosario de cinco decenas. Así que no se confunda, no es necesario comprar rosarios nuevos.

Recitar el rosario es contemplar con María el rostro de Cristo. Con ocasión del próximo 120 aniversario de la Encíclica de León XIII, el deseo de Juan Pablo II es que a lo largo del año se proponga y valore de manera particular esta oración en las diversas comunidades cristianas. El Papa proclamó, por tanto, el año que va de este octubre a octubre de 2003, "Año del Rosario".

"¿Para qué rezar, si rezar no cambia las cosas?", me preguntaban hace unos días. Y efectivamente, rezar de ninguna manera cambia las cosas. Al rezar, las que cambian son las personas que hacen las cosas, las que transforman el ambiente, las que impactan en las sociedades. Cambian desde lo más íntimo de sí mismas. Es el mismo Dios quien realiza este cambio.

Las estadísticas muestran que estamos dejando de rezar. Todos queremos un Mundo mejor, ansiamos la paz, y sin embargo hemos expulsado a Dios de nuestras vidas, de nuestro Gobierno, de nuestros colegios, de nuestros hogares.

La soberbia y el egoísmo parecen habernos envuelto en sus garras, ofreciéndonos paraísos artificiales que como tal, nunca se concretan. Hemos aceptado cualquier propuesta, consolidando así esta expulsión de Dios de nuestras vidas.

Hemos aceptado como algo normal el aborto, la eutanasia, la mentira, la falta de oración, la clonación, la prostitución, el divorcio, el preservativo, la pornografía, la cultura del género, las relaciones prematrimoniales, la pobreza, las drogas, la religión light, la unión libre, el adulterio, la desintegración familiar, la violencia. Nuestros niños se están llenando la cabeza con toda esta basura pensando que es algo normal.

Consentimos esto, pero eso sí, nos quejamos del desequilibrio que estamos sufriendo en el Mundo. Nos asombramos cuando un niño de 10 años rompe a balazos la tranquilidad de un colegio, matando a quien se atraviesa en su camino o cuando un demente...

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