Clásicos franceses
Autor | Hugo Hernández |
Tres directores clásicos del cine francés coinciden esta semana en la cartelera alternativa: Renoir, Clouzot y Franju. Completa la oferta una de las obras clave del estadounidense Sam Peckinpah. Algunos exploran la mente, otros, la sociedad. Todos encuentran riquezas insospechadas bajo la superficie.
La prisionera
De: Henri-Georges Clouzot
Francia, 1968
La mujer de un artista que expone en una galería de moda siente atracción por el dueño del espacio. Cuando ingresa al departamento de éste, descubre que en su biblioteca conserva fotografías sadomasoquistas. Ella siente a la vez repulsión y atracción: es, pues, el principio de la fascinación. La prisionera es la última película realizada por Henri-Georges Clouzot, quien también obtuvo merecido reconocimiento por El salario del miedo (1953) y Las diabólicas (1955). Clouzot registra el desencanto y da cuenta, con éxito, del extravío que sufre el humano en los tiempos modernos: exhibe, pues, el sinsentido de la existencia.
La carroza de oro
De: Jean Renoir
Francia/Italia, 1953
Corre el siglo 18 y a un pueblo peruano llega una compañía italiana de teatro. El virrey había comprado una carroza europea para su amante, pero se enamora de la actriz principal de la compañía y es a ella a quien se la regala. Ella se deja querer, entonces, por el grupo de pretendientes que completan un torero y un joven oficial. Jean Renoir exhibe una vez más sus virtudes formales para empujar esta intriga amorosa que es vistosa, además, por el manejo del color y por el esplendor de vestuarios y decorados. Mención aparte merece el buen desempeño de Anna Magnani, figura memorable del neorrealismo.
Pat Garrett y Billy the Kid
De: Sam Peckinpah
Estados Unidos, 1973
Condenado a muerte, Billy the Kid se encuentra en prisión. Recibe entonces un arma y escapa. Pat Garrett, otrora compañero de andanzas de "El niño", es un sheriff y es contratado para ir tras sus pasos y capturarlo. En su búsqueda, el sheriff descubrirá lo que se juega en el Oeste y qué rol interpreta él ahí. Sam Peckinpah entrega un western con todas las de la ley y exhibe los verdaderos intereses detrás de los violentos enfrentamientos con los bandoleros. Entre los atractivos de la cinta están las músicas de Bob Dylan, quien, además, da vida a un personaje secundario.
La cabeza contra los muros
De...
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