Un clásico diferente

AutorMario Abner Colina

Lady Macbeth es esa voz en el oído de su esposo que le alienta a caer en el lado oscuro de la ambición y cometer regicidio para hacerse con el trono.

A diferencia del personaje shakespeariano, Denzel Washington, una de las más fulgurantes y amadas estrellas de Hollywood, tiene en su pareja una aliada en su batalla contra el ego y sus infiernos.

"Mi secreto se llama matrimonio. Mi esposa Pauletta se encarga de que yo no me pierda", admite el actor en un encuentro con medios internacionales.

La carrera de Washington le movería el piso a muchos. Considerado uno de los mejores actores de su generación, el estadounidense guarda en su casa dos premios Óscar (por Gloria, en 1990, y Día de Entrenamiento, en 2002).

A sus 67 años, ayer fue nominado a un SAG Award por su papel protagónico en La Tragedia de Macbeth, nueva mirada al famoso matrimonio escrito por el Bardo, que se estrena mañana por Apple TV+. Y, claro, su nombre suena, de nuevo, para reclamar otra estatuilla dorada en marzo.

"Yo sólo quiero que mi trabajo sea visto por la mayor cantidad de gente posible. Ya veremos qué pasa con los premios. Pero éste es un filme del que estoy muy orgulloso", ataja.

Esta meditación sobre la codicia, las traiciones, la culpa y el remordimiento es el primer filme en solitario de Joel Coen tras 18 películas firmadas junto con su hermano menor, Ethan. Pero un solo Coen, considera Washington, vale más que cientos de cineastas allá afuera.

"Joel es un genio", explica. "Todo el tiempo fue una clase magistral para mí, no sólo aprendí como director, sino que como histrión fue maravilloso ver cuán cómodo hace sentir a su elenco para que lo demos e intentemos todo. Llevo mucho tiempo en esto, y hay muy pocos cineastas que me hayan transmitido eso. Jonathan Demme (con quien hizo Philadelphia, en 1993) es uno".

Coestelarizada por Frances McDormand, La Tragedia de Macbeth es un inesperado alejamiento, en forma y fondo, del tradicional tono humorístico Coen.

Simbiosis entre el cine y el teatro, se trata de una historia solemne filmada en blanco y negro, con escenarios brutalistas, presentada en un formato cuadrado que remite a los inicios del cine.

"La película crea un mundo fascinante. La decisión del blanco y negro hace pensar en el expresionismo alemán. El fotógrafo que usó Joel, Bruno Delbonnel, es genial. Es difícil trabajar con maestros y con una obra maestra. Hacer Shakespeare con Joel, Bruno y Frances... me hacía agradecer cada día".

Además, pone en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR