Los claroscuros del bienestar: Crecimiento no para todos

AutorClaudia Ramos

Cuando Ernesto Zedillo rinda su sexto y último informe de gobierno, dejará para el recuerdo, en un archivo de computadora, su principal promesa de campaña.

El bienestar para la familia no llegó en el sexenio que termina. Los mexicanos no sólo no alcanzaron el bienestar, sino que además éste se redujo en los últimos seis años. Así lo establecen indicadores internacionales elaborados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y difundidos en sus informes anuales sobre el desarrollo humano de los 174 países que la integran.

Estos reportes -que miden el bienestar general de la población en función de una serie de factores que van desde la esperanza de vida hasta la libertad de expresión- bajaron a México dos peldaños en su clasificación y, de ser un país considerado con un alto desarrollo humano en 1995, ahora lo ubican como un país con un desarrollo humano medio en el 2000.

Al inicio del sexenio zedillista, el PNUD colocaba a México en el lugar número 53 con un Indice de Desarrollo Humano (IDH) de 0.842. La escala mide el bienestar completo y para todos con valor de uno (1). Seis años después, lo ubica en el lugar 55, con un valor de 0.784.

Es decir, México se encuentra ahora más alejado de alcanzar un desarrollo equilibrado en un 21 por ciento, a gran distancia de Canadá, Noruega y Estados Unidos, que reportan los más altos índices de bienestar, con 0.935, 0.934 y 0.929 de IDH.

Y aun cuando las cifras oficiales auguren un "cierre satisfactorio" de la macroeconomía en el último sexenio priista, sin previsibles crisis ni "errores de diciembre" por primera vez en los últimos 20 años, continúa pendiente la promesa de elevar la calidad de vida de las familias mexicanas, con mejores servicios públicos, de salud y de educación, con un mayor poder adquisitivo y con acceso a la cultura y a un mejor sistema de impartición de justicia y seguridad.

Bienestar pendiente

El presidente Zedillo cerrará su sexenio con un crecimiento anual de 5.2 por ciento en términos reales, si se descuenta la crisis económica de diciembre de 1994, de acuerdo con especialistas como Mauricio González, director general del Grupo de Economistas Asociados (GEA) y el consultor Jonathan Heath. Si ésta se incluye, el crecimiento se prevé en 3.1 por ciento anual.

El balance de la administración saliente reportará también una inflación de un dígito, luego que en 1995 alcanzó el 52 por ciento anual. Las cuentas fiscales igual se prevén dentro de los estándares internacionales, con salarios, tasas de interés y tipo de cambio que permanecerán "en convivencia armoniosa", según los analistas (Mauricio González, Reforma 27/07/2000).

Esta mejoría, sin embargo, se traduce en un mayor bienestar sólo para un 25 por ciento de las familias con los más elevados ingresos económicos del país, de acuerdo con estimaciones de Heatn (Reforma 03/02/2000).

El 75 por ciento restante aún no se beneficia de esa estabilidad.

El Consejo Nacional de Población, en su más reciente informe sobre la situación demográfica de México (julio del 2000), concluye que México es actualmente "un país marcado por la desigualdad social, económica, étnica y de género".

"Los extremos de pobreza y opulencia, que se observan y contrastan cotidianamente, se reflejan también en la existencia de al menos tres diferentes regímenes demográficos en nuestro país: el de la prosperidad, el de los estratos medios y el de la pobreza", se indica en el resumen del informe.

Como ejemplos de estas desigualdades sociales, el reporte del Conapo señala que "la esperanza de vida de la población que reside en Chiapas y Oaxaca es de 72 años y el nivel de fecundidad es de tres hijos promedio por mujer, mientras que en Baja California, el Distrito Federal y Nuevo León, la esperanza de vida es superior a 76 años y el nivel de fecundidad es similar o está por debajo del nivel de reemplazo intergeneracional, es decir, 2.1 hijos por mujer".

El texto resalta que las diferencias son aún más marcadas a nivel municipal y microrregional.

"En las delegaciones más urbanizadas del Distrito Federal, la mortalidad infantil oscilaba en 1995 en alrededor de 17 defunciones por mil nacidos vivos, mientras que en Metlatónoc, Guerrero; Chalchihuitán, Chiapas; Eloxotitlán y Coaytepec, Puebla, y Santiago Amoltepec, Oaxaca, la mortalidad infantil alcanzaba más de 85

defunciones por cada mil nacidos vivos, que son niveles que el país registraba hacia fines de los años cincuenta y principios de los sesenta.

"A su vez, la fecundidad fluctuaba de 2.1 hijos promedio por mujer en las delegaciones del Distrito...

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