El Ciudadano / Sandra, ¿otros caso de menores infractores?

La sociedad capitalina conoció, hace un par de semanas, una escalofriante nota policiaca. Una joven adolescente fue encontrada enterrada viva en una de las minas de arena que se localizan en el sur de la ciudad, en Tláhuac. La noticia pudo haber pasado como otra más de las cotidianas "notas rojas" que cubren y rodean la cotidianeidad de la capital.

Sin embargo, no fue así, lo increíble era que sus propios compañeros de escuela habían intentado mutilarla, asesinarla, enterrarla y olvidarla, como si la vida de alguien con quien se comparten las esperanzas, la ilusión de un vida mejor, los anhelos de encontrar la felicidad; con quien se comparte la educación, los valores y la ideología pudieran borrarse y olvidarse.

Sandra, la víctima de esta increíble realidad, salió hace justamente una semana del hospital, recibe atención psicológica y tratamiento de fisioterapia, puesto que la herida que estuvo a punto de cercenarle la mano le impide aún mover algunos de sus dedos. Los victimarios se encuentran actualmente sujetos a proceso penal, pero por ser menores de edad recibirán los "beneficios de la ley.

Al igual que otros temas como la pena de muerte y el aborto, los que comentaremos en otra ocasión, la edad penal aparece en el centro del debate cada vez que un acontecimiento estremecedor sacude a la sociedad. Aparece en nuestras conciencias cada vez que nos encontramos ante la encrucijada de los debates que dividen las opiniones con posturas, de un lado, universalistas y del otro con acciones contextualizadas en una acción objetiva y drástica. El único mecanismo lógico para encontrar una solución, no sólo moral sino ética, consiste en exponer con fundamento racional y apegado a los principios básicos de la justicia los hechos y las probables alternativas para sostener y defender, ante la sociedad, los bienes y valores que deben...

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