El Ciudadano / Educación para el ciudadano

Difícilmente algún habitante de la Ciudad de México podría negar hoy la evidencia de un deterioro real de la convivencia cotidiana entre los ciudadanos, que se ha agudizado desde hace algunas décadas. Este deterioro creciente, que se traduce en lo individual en una disminución de nuestra calidad de vida, adopta múltiples formas en también diversos aspectos de nuestra coexistencia.

Podríamos enumerar tan sólo los problemas que se manifiestan ene el vandalismo sobre inmuebles y vehículos públicos además de aquellos que se registran en la propiedad privada tales como el grafiti, la destrucción de cristales de edificios y transportes con piedra pomex, etc. con la total indiferencia de los ciudadanos ante la presencia de estos hechos vandálicos.

En todo caso, esta convivencia deteriorada se presenta al observador como una preocupante dificultad de cada ciudadano para superar su propio ámbito de interés y autosuficiencia, y acercarse con curiosidad a la esfera de acción y pensamiento del vecino y del resto de la ciudadanía.

La participación en la República, es conveniente recordarlo, no puede ser exclusivamente individual sino que debe alcanzar el espacio público donde se somete a la discusión del resto de los ciudadanos, resolviendo conflictos y armonizando intereses para convertirse en decisiones y acciones.

Aprender el arte de manifestar y defender intereses e ideas, respetando y aprendiendo de las que manifiestan los demás, debería ser objetivo de todos en un afán de construir la convivencia cotidiana. Resulta clara en este sentido la necesidad de una educación para el ciudadano que le facilite y lo...

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