AGENDA CIUDADANA / ¿México un modelo? ¿Para quién?

AutorLorenzo Meyer

¿A quién le puede interesar nuestro ejemplo?

El tamaño del fracaso político del México de hoy lo da el hecho de que nadie considere al actual proceso mexicano como un caso a imitar. Sin embargo, resulta que en algún lado a alguien le parece interesante reexaminar, de cara al futuro, el modelo anterior, ese que creíamos deslegitimado y superado: ¡el priista y autoritario! Lo anterior se desprende de una pequeña pero reveladora referencia aparecida en la prensa extranjera.

En su tiempo, el México de la Revolución y su régimen fueron considerados fuente de inspiración por algunas corrientes nacionalistas y progresistas de América Latina. La posrevolución atrajo el interés del otro extremo, de la derecha, como resultado de la aparición de la Revolución Cubana. Entonces ciertos círculos norteamericanos vieron en el México de los 1960 una alternativa frente a Cuba, pues su sistema se presentó como revolucionario pero democrático, con una mezcla adecuada de economía de mercado y estatal y con una política exterior independiente. Hoy no hay nada semejante. Ni a la derecha ni a la izquierda o a lo que está entre ambas les parece que haya algo original y positivo en un país que llegó tarde a la transición democrática y que lo hecho a partir de entonces carece de calidad e incluso viabilidad.

Actualmente, los mexicanos que se interesan en lo que sucede allende las fronteras tienen plena conciencia de que nuestro país ya no puede ser visto como paradigma por nadie y, en cambio, miran con interés y cierta envidia el proceso brasileño. En realidad, esa envidia mexicana que aflige desde empresarios hasta ciudadanos de a pie frente al éxito brasileño ya se nota y mucho. Por ejemplo, The Economist (17 a 23 de octubre) señala con algo de sorna que hoy "En México la envidia con relación a Brasil es más intensa que nunca". Y es que si bien el gigante sudamericano tiene muchos de los problemas que nosotros tenemos, en él domina el optimismo y un proyecto de futuro, en tanto que acá campea el pesimismo y una sensación de ir a la deriva.

La raíz de la diferencia de actitudes en Brasil y México se explica no sólo porque mientras la economía del primero va hacia adelante la nuestra retrocede, sino también porque Brasil cuenta con un liderazgo político de gran calidad y México no. En el reinicio de su vida democrática los brasileños se toparon con un gran fracaso llamado Fernando Collor de Melo -de derecha y corrupto-, pero que pudo ser superado mediante su...

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