Agenda Ciudadana / ¿Israel - Palestina en el Bravo?

AutorLorenzo Meyer

Un cambio sustantivo

El 22 de marzo de 1966, el presidente de Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, envió a Gustavo Díaz Ordaz una carta protocolaria que en uno de sus párrafos decía: "Nuestras fronteras, la suya y la mía, no están resguardadas porque no hay necesidad de soldados ahí donde imperan la confianza y la buena fe". Pues bien, 40 años más tarde otro Presidente, también texano, acaba de anunciar que a los 12 mil efectivos de su Patrulla Fronteriza va a añadir 6 mil miembros de la Guardia Nacional durante el par de años que va a requerir el reclutar y preparar un número similar de nuevos patrulleros. Obviamente, hoy en la línea que divide a México de Estados Unidos imperan muchas cosas menos la confianza o la buena fe. Tomando el documento de 1966 como indicador, no hay duda de que las relaciones mexicano-estadounidenses han involucionado a pesar de darse dentro de supuestos marcos de cooperación e integración que no existían entonces: el Tratado de Libre Comercio de la América del Norte de 1993 (TLCAN) y la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de la América del Norte del 2005.

La última vez que el gobierno de Washington echó mano de sus Fuerzas Armadas para resguardar su frontera con México fue hace casi un siglo, al inicio de la Revolución Mexicana. En 1911 el presidente William Taft se vio presionado por su opinión pública para "hacer algo" ante los desórdenes en México y dispuso, en marzo, unas "maniobras militares" en Texas que involucraron a 20 mil efectivos. Esa presencia militar en la frontera no sirvió para nada en relación al gran conflicto mexicano. Por el contrario, desató el rumor de una invasión que en vez de afianzar al gobierno de Porfirio Díaz, a quien Estados Unidos veía como garantía de estabilidad, le debilitó. En su renuncia, Díaz dijo explícitamente que prefería abandonar el poder y no seguir la lucha por, entre otras cosas, el "temor a un conflicto internacional", conflicto que sólo podía ser con Estados Unidos.

Trabajo mexicano sí, mexicanos no

Obviamente Estados Unidos tiene todo el derecho de vigilar su frontera con México -el sitio de mayor contraste en el planeta entre desarrollo y subdesarrollo, poder y falta de poder- y de erigir el tipo de barrera que considere apropiada a sus intereses. Ahora bien, para que ese muro sea realmente efectivo, tiene que ser a lo largo de toda la frontera, del Golfo al Pacífico, y debe tener unas características de impenetrabilidad similares o mejores que esa...

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