La ciudad más visitada del mundo

AutorVicente Ochoa

Lo primero que puede apreciar el viajero es el rostro internacional y moderno de Tijuana: hospedaje de primera categoría, restaurantes especializados, grandes centros comerciales, campos de golf y mucha diversión en sus dos principales atractivos: el Hipódromo Agua Caliente (donde se realizan carreras de galgos) y el Frontón Palacio (escenario de emocionantes encuentros de Jai Alai, el deporte más rápido del mundo).

Sin embargo, hay que llegar hasta la avenida Revolución y caminarla de extremo a extremo para captar la verdadera esencia de la urbe: el movimiento, el intercambio económico y cultural que no parece detenerse nunca, como tampoco se detiene el río de gente que fluye por las dos aceras de esta calle por la que ingresan, cada año, 50 millones de personas provenientes de los Estados Unidos, en especial de la cercana ciudad de San Diego.

Escaparates llenos de color que atraen a los turistas con la magia y con la dulce ingenuidad de las artesanías, con la pícara tentación de los cocteles Margarita y con recursos tan disparatados como tener un autobús al borde de la terraza sólo para que al paseante se le antoje comer en un lugar original. También hay platerías y tiendas de perfumes, licorerías y restaurantes chinos que se han hecho famosos por su excelente cocina y sus buenos precios.

Esa es la parte más popular y más visitada de la ciudad, pero el turista curioso se adentra unas cuantas calles para visitar el Centro Cultural Tijuana, con su arquitectura moderna y sus variadas actividades: exposiciones, talleres, conferencias y ciclos de cine, algo muy refrescante en el árido panorama del norte del país. Luego, se impone una visita a Mexitlán, un mundo diferente a base de maquetas (en escala 1 a 25) donde se pueden observar los edificios más representativos de México, desde las pirámides de Teotihuacán y de Uxmal hasta los mejores ejemplos de la arquitectura nacional: las catedrales de México y Guadalajara, la Casa de los Azulejos, el Palacio de Bellas Artes, el estadio de Ciudad Universitaria, entre muchos otros.

Después, para continuar con la diversión, nada mejor que una incursión a Q-Zar, el concepto más moderno de juego en equipo donde se pueden disfrutar 15 minutos plenos de emoción en una batalla campal con rayos láser (inofensivos, por supuesto). Es un juego muy atractivo para todas las edades y se ha convertido en un entretenimiento familiar, aunque las grandes empresas lo utilizan para relajar a sus ejecutivos. Otra buena...

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