La Ciudad y el Crimen/ Las otras mentiras

AutorRafael Ruiz Harrell

El grito fue clarísimo: "¡Mentiroso!", se oyó con toda nitidez en el recinto de la Asamblea Legislativa. Esto fue el martes pasado, cuando Andrés Manuel López Obrador leía su último informe de gobierno. Acababa de decir que en algunos delitos se habían "registrado disminuciones considerables", cuando una furiosa voz femenina lo interrumpió tildándolo de mentiroso.

Quizá la exclamación se debió a razones partidistas, pero haya tenido o no ese origen, la mayoría de los habitantes del DF sabe, como la mujer del grito, que la delincuencia denunciada ha permanecido estable, pero la no denunciada sigue creciendo -y así lo revelan las encuestas que realiza trimestralmente nuestro diario. En la columna de la semana pasada me ocupé de ese asunto.

Aunque la protesta estuvo justificada en el momento en que se dio, quizá lo hubiera estado más todavía en otras dos ocasiones. Una fue cuando López Obrador dijo, por supuesto también faltando a la verdad, que su gobierno contaba con la estructura básica y había definido las estrategias necesarias para enfrentar con eficacia la inseguridad. La otra se presentó cuando el jefe de gobierno afirmó tajante: "La meta es cero impunidad", con toda certeza sin saber qué implicaba lo que decía y, de paso, cancelando la única salida real que tiene su gobierno ante el problema de la delincuencia.

IMPUNIDAD

Cuando las autoridades investigan un delito y consiguen precisar quién lo cometió y, además, reunen pruebas en su contra, lo detienen, lo presentan ante un juez y logran finalmente que reciba una sentencia condenatoria, se dice que el delito no quedó impune. Esto último suele expresarse como una proporción del total de delitos conocidos. Si se denunciaron cien crímenes y se emitieron 25 sentencias condenatorias, entonces 25 casos fueron sancionados y 75 quedaron impunes.

En Japón, Australia y Canadá la proporción de delitos sancionados suele ser superior al 70 por ciento. En Europa oscila desde el 40 por ciento de Italia o España hasta el 65 por ciento de los países escandinavos. En Estados Unidos llega a castigarse entre el 25 y el 30 por ciento del total de delitos conocidos. No hay ningún país con "cero impunidad".

En nuestro país la proporción de crímenes en los que el autor recibe su castigo es muy baja. En el año 2000 sólo el 7.51 por ciento de los delitos denunciados en la República terminaron en una sentencia condenatoria. Al analizar lo que ocurre se descubre que seis estados de la federación -Guerrero...

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