La Ciudad y el Crimen / ¿Cómo se cuentan los delitos?

AutorRafael Ruiz Harrell

Suele creerse que el universo delictivo está formado por crímenes de dos tipos: los que fueron denunciados ante las autoridades y los que no llegaron a serlo. Acompaña a esta convicción la creencia de que las estadísticas oficiales revelan el monto de los primeros y las encuestas victimológicas bastan para descubrir el de los segundos. La realidad, sin embargo, es un poco más compleja. No está de más ofrecer algunos detalles.

No detectados

Para que un delito llegue a ser contado y registrado por una procuraduría es necesario recorrer varios pasos. El primero es que el delito sea detectado y definido como tal. Eso no es tan frecuente como parece, ya que hay muchos delitos que no se detectan: piénsese en los cambios de precios que hacen a diario los supermercados y otras tiendas semejantes.

¿Quién va a advertir que el jabón o el arroz tienen un sobreprecio de cinco, diez o quince centavos que no debía aplicárseles sino tiempo después? En un caso individual quizá no tenga importancia, pero si se considera el volumen de ventas no hay duda de que se trata de un fraude mayor.

No es este el único caso de un delito que no se detecta: ¿cuántos homicidios oculta el registro de personas desaparecidas? ¿quién contó, en su tiempo, los cadáveres de personas asesinadas y enterradas que a veces se descubren al hacer una excavación para construir un nuevo edificio? Y no sólo eso: hay crímenes que sí se detectan, pero que la víctima no llega a definir como tales. Un triste ejemplo: las muchachas sin experiencia sexual previa que son violadas por un novio o conocido sienten disgusto y molestia por lo que pasó, pero con frecuencia creen que así es el acto sexual y no es sino hasta que lo comentan con una amiga que llegan a entender que se trató de una violación.

Sin denuncia

No basta con que un delito sea percibido y definido como tal para que llegue a las estadísticas, ya que muchos factores pueden inhibir su denuncia. Se sabe, por ejemplo, que la probabilidad de que un robo llegue a ser denunciado es proporcional al valor de lo robado: quien pierde en un asalto una cartera con cien pesos rara vez acudirá a denunciar el hecho, pero el robo de un auto casi siempre se denuncia.

Factor importante, pero de menor peso, es la violencia que haya sufrido la víctima, ya que cuando las amenazas o heridas recibidas son graves o pueden repetirse suele ocurrir que el temor inhiba la denuncia. La violencia intrafamiliar sería un ejemplo.

El secuestro exprés, donde los...

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