La Ciudad y el Crimen / Vacíos de poder

AutorRafael Ruiz Harrell

Tal vez hace tiempo que pasamos el punto de no retorno, el punto en donde ya no se puede dar vuelta atrás e inevitablemente hay que seguir hacia adelante. Semanas atrás todavía era posible que llegáramos a tener un presidente y le fuera dable gobernar. Hoy ya no. Hoy, así alcance el puñado de votos que pueden darle el triunfo, Felipe Calderón no está en situación de alcanzar el poder y usarlo para gobernar. Si esto ocurriera, López Obrador y sus huestes se dedicarían a seguir minando los terrenos presidenciales e incitando a la represión y a la sangre. Calderón podrá rendir su protesta, pero no podrá gobernar.

Y lo curioso es que lo mismo le sucede al propio López Obrador. Se supone que si las autoridades electorales le concedieran el triunfo, su gente se sentiría satisfecha y regresaría tranquilamente a sus trabajos y sus casas. Solo que no hay tal: el gran capital, los grandes grupos empresariales y, sobre todo, el capital extranjero, se mostrarían en extremo reticentes de comprometerse con un gobierno lidereado por un activista mesiánico e impredecible que ve en la ley un mero instrumento de dominación. Además del empleo, empezarían a faltar cosas elementales. No habría refacciones para autos de lujo; cada vez sería más difícil reemplazar los celulares; faltaría la pasta de dientes o el papel de baño o vaya usted a saber qué otra cosa. Lo peor, claro, sería la disminución en el número de empleos y en el hecho de que la frontera norte estaría sólidamente cerrada: por ahí no pasarían trabajadores mexicanos ilegales o legales. Es previsible el resultado final: López Obrador tampoco podría gobernar y, a pesar de sus discursos y promesas, el país se le iría deshaciendo entre las manos.

VACÍOS

Aunque las cosas no sucederían de la misma manera en un caso y otro, coincidirían en un punto: en ambos casos habría vacío de poder, sobre todo en el área de seguridad pública, ya que buena parte de la fuerza del Estado estaría dedicada a investigar, cuidar y perseguir a los enemigos del otro bando. Si a río revuelto, ganancia de pescadores; a vacío de poder, ganancia de narcotraficantes y del resto del crimen organizado.

Hay dos ejemplos de libro de texto de cómo ocurren estas cosas. El primero tuvo lugar al término de la II Guerra Mundial. El gobierno japonés se desmoronó o poco menos. La única estructura organizada era la Yakuza, o sea la mafia que controlaba la...

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