La Ciudad y el Crimen / Tempranos y tardíos

AutorRafael Ruiz Harrell

Una de las escuelas más recientes en los estudios delictivos es la llamada criminología del desarrollo. Retomando como tema casi exclusivo el clásico estudio del delincuente, la criminología del desarrollo deja de lado los otros dos factores que componen al acto delictivo: la víctima y el lugar. Y no sólo eso: también excluye de sus consideraciones la delincuencia femenina y centra toda su atención en los varones que delinquen. La limitación no es tan grave como parece ya que no hay país en el cual los hombres no sean responsables de cuando menos el noventa por ciento de los delitos que se cometen.

El punto de partida de la criminología del desarrollo es una distribución que tiene calidad de constante en todo el mundo: la entrada a la adolescencia marca para muchos menores el ingreso a la vida antisocial. A partir de los trece o catorce años, la proporción de actos antisociales que cometen crece con rapidez.

A los diecisiete o dieciocho, la proporción es tres o cuatro veces mayor y sigue creciendo hasta llegar a los veintidós. Ahí se estabiliza y a partir de los veinticuatro empieza a disminuir.

Entre los hombres que tienen más de treinta años es usual que haya menos delincuentes activos que en la generación de quienes tienen dieciocho. Los criminales que se encuentra entre los varones con cincuenta años o más no son ni la mitad que a los treinta.

Esta curva con un rápido ascenso y un descenso que también empieza rápidamente y después se suaviza, es la distribución que usualmente se encuentra en la vida delictiva masculina, mas es claro que hay factores que pueden imponerle pequeñas o grandes alteraciones. Así, es posible adelantar, por ejemplo, que en las décadas por venir asistiremos a un repunte en la delincuencia cometida por los varones de la tercera edad, resultado de la ausencia de un programa adecuado y justo de jubilaciones.

Tempranos y tardíos

Los estudiosos de las trayectorias que adopta el desarrollo delictivo han venido insistiendo más o menos desde hace dos décadas en que hay dos tipos distintos de delincuentes: los que se inician muy temprano en la conducta antisocial, digamos alrededor de los quince años, y los que son más tardíos y lo hacen después de los veinte.

Varias circunstancias separan a unos de otros. Una de las más importantes es que la carrera delictiva de los delincuentes tempranos es mucho más larga y suele durar dos o tres décadas. Los tardíos, en cambio, le dedican una parte mucho más breve de su vida a la...

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