La Ciudad y el Crimen / Penas altas

AutorRafael Ruiz Harrell

No sé por qué hay tanto problema para abatir la delincuencia cuando todo mundo sabe que para lograrlo basta subir las penas con que se castiga a los delincuentes. ¿Hay un asesinato múltiple, un secuestro sonado, una violación abominable? ¡Fácil! Para evitar que vuelvan a ocurrir basta con subir las sanciones de ley.

La solución es conocida por diputados, gobernadores, presidentes, magistrados, jueces, senadores, jefes de policía, en fin, cuando hay. Y en un momento u otro todos la han puesto en práctica. ¿Quiere Calderón disminuir los secuestros de mujeres? Basta con enviar una iniciativa de ley sancionando con cadena perpetua a quien lo haga. ¿Quieren las legisladoras lograr que las mujeres vivan sin violencia? Una ley que sancione con penas agravadas a quienes cometan delitos con víctimas femeninas es la respuesta. ¿Se trata de acabar con el narcotráfico o con la reincidencia? ¡Subamos las penas!

Antes nuestros códigos penales eran un obstáculo en este sentido. Por ejemplo: fijaban la pena máxima en treinta años de cárcel y señalaban que nadie podía estar más tiempo en prisión. Hoy ya no hay limitaciones. Gracias a la Suprema Corte, que para ayudar a que los capos de la droga pudieran ser extraditados a EU, decidió que la cadena perpetua no era un castigo excesivo, ya podemos aplicarla. Otras reformas fueron utilísimas, en particular la que permite acumular las penas por varios delitos. Gracias a solución tan inteligente ahora puede condenarse a un criminal a dos o más cadenas perpetuas. Al morir en prisión cumple con la primera, pero sigue debiendo las restantes.

DUDAS

Lo que no se sabe es porqué nuestros gobernantes se andan con tantos melindres y no resuelven el asunto de una vez. Si ya saben cuál es la respuesta ¿por qué no castigan todos los delitos, todos sin excepción, con cárcel de por vida? Sí, al homicida y a quien se robe un taco, al violador y al que chocó por descuido, al que copie en los exámenes y al torturador. Si se tiene el valor de mandarlos a prisión por el resto de sus días, veríamos que en una generación o dos ya no tendríamos criminales.

La solución tiene dos desventajas. Una es que al aplicarla se pierde toda equivalencia entre la pena y el daño causado por el delito y, con eso, no faltarán los retrógrados que saldrán con el cuento de que la nueva ley es injusta. Si pudiera hablarse con claridad habría que decirles que lo importante es que las leyes sean eficaces, no...

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