Cisne negro: una madre que devora

(Embargada para sitios en internet hasta las 24:00 horas locales)María Teresa PriegoEscritoraEL UNIVERSAL Qué película tremenda y magnífica. Una bailarina en el ballet de Nueva York, anhela el rol de reina en El lago de los cisnes. Se llama Nina. Anhela además una vida autónoma (casi sin saberlo). Una pareja. Amigos.Abrir sus alas hacia el centro del escenario y de sus propias emociones. Emociones contenidas. Postergadas. Negadas. Devoradas por una madre a su vez ex bailarina, quien vive su maternidad en el discurso de "yo que lo sacrifiqué todo por ti". Vaya que cobra sus "sacrificios". Reales o imaginarios, en todo caso: elegidos. ¿Con qué soñará Nina de tan prohibido que se arranca la piel cuando duerme? ¿Prohibido por quién? Ensaya horas frente al espejo de su cuarto. Sueña con huir. Pero no puede ni siquiera permitirse pensarlo. Elegirse a sí misma implicaría traicionar. ¿Cómo podría? La hija vive atrapada. Es el espejo animado del yo ideal de la madre. Nina es frágil. La madre "protege" a Nina de Nina misma. A la madre le conviene enormemente su fragilidad. Un clásico de los vínculos oscuros madre-hija. La especularidad, la envidia, la rivalidad entre mujeres. La expropiación de la vida y el cuerpo de la hija. "Mi mamá me ama. Mi mamá me mima. Yo amo a mi mamá". La madre de Nina la espera. La despierta para que no falte a sus ensayos. La desviste. Acecha sus gestos. La controla. La posee. Como a una muñeca. Como si su hija fuera la bailarinita de esa cajita musical a la que le da cuerda cada noche para que su niña-adulta pueda ir a dormirse. Nina es una adulta. Pero su madre "la ama tanto". Es lo que podríamos llamar una madre de abnegaciones meticulosamente calculadas. A horas y a deshoras. La madre de Nina le corta las uñas, intenta disimular su agresión. ¿Acaso su muñeca comienza a rebelarse? Le arranca "accidentalmente" un pedazo de piel al cortarle las uñas. Ese gesto la hija después lo retoma. Se corta voluntariamente un pedazo de piel. Puesto que no puede cortar. Se corta. La hija es más talentosa que la madre. La hija podría tener una vida a la que ya renunció la madre. Temas prohibidos. Viven allí ambas. Atrapadas en el claustro. La madre porque lo elige, la hija porque no sabe cómo defenderse. Ni de la madre, ni del exterior al que le nombran destructor. Es elegida reina de los cisnes. Está feliz. Arrojada entonces a la rivalidad de sus compañeras del ballet. Aquello que le sucede en su casa: la maldad controladora de la...

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