Cinexperiencia / ¡Aúuuhhhh!

AutorJuan Villalobos y José María Rodríguez

Después de zamparse un kilo de sushi y un litro de kalpico (luego por qué se queda dormido y babeando en la butaca) el Chema se lanzó a ver la más reciente adaptación de El Hombre Lobo (Joe Johnston, 2009), una de las criaturas sobrenaturales que más le atormentaron de pequeño, sobre todo cuando regresaba bien noche de la primaria vespertina a la que lo metió doña Chelo, su madre, para ver si su retoño cambiaba, porque ya la tenía hasta la coronilla de tanto pleito con los del matutino.

Total que ahí estaba el Juchipilense, luchando por no quedar inconsciente (o desnucado) en una de las cabeceadas y listo para comparar el nivel de calidad en el proceso de transformación del susodicho mostro, porque según él, aún no había salido el chipocludo que superara lo que hiciera John Landis en An American Werewolf in London (1981).

Desafortunadamente éste no fue el caso, porque la transformación hombre-bestia (digital) tiene sus momentos, pero no deja de lucir como videojuego.

En opinión de sus servilletas, va a ser muy difícil igualar el impacto que tuvo Landis en el 81, con sus efectos de maquillaje, prótesis y títeres, que son de verdad memorables (réntela y cuéntenos si de verdad está fregona o si ya nos perdimos en el éter. Escriba a cinexperiencia@hotmail.com).

Lo anterior no significa que este nuevo Hombre Lobo esté gachito (para cochinadas, ahí está Van Helsing, donde los licántropos se ven más chafas que las calaquitas de La Leyenda de la Nahuala). La adaptación es muy aceptable y se agradece que los productores hayan regresado a lo básico, pues el malintencionado can anda por ahí, asustando...

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