Cinexperiencia / ¡Aunque usted no lo crea!

AutorJuan Carlos Villalobos y José María Rodríguez

Imagine usted a dos peleles parados frente a la pantalla de horarios de un cine equis de la ciudad. El carrusel de funciones cuenta con 19 opciones (bueno, 10, porque hay dos o tres películas que se repiten en varias salas) para elegir.

¿No le ha pasado que en ese vuelta y vuelta de las películas contemple más de una opción, tomando en cuenta película y hora de proyección? ¿No le ha pasado que el programa da cinco vueltas seguidas sin que usted se decida a entrar de una buena vez a una sala? Pues a nosotros sí. Ahí tiene al Chema y al Juan, ya con dolor de cuello y la programación del multicinema memorizada, sin decidir qué ver para deleitar a sus lectores con otra de sus ansiadas columnas (mundialmente famosas).

En esa ocasión había de dos aguas: Los Angeles de Charlie al Límite (McG, 2003) o El Amigo Americano (Liliana Cavani, 2003). Como ese día era viernes ya nos habíamos fletado todas las notas de los que sí son críticos de cine y nos dimos cuenta de que la mayoría había hablado de la película de las tres agentes, así que decidimos entrar a ver una aventura más del enigmático Ripley, esta vez caracterizado por John Malkovich; dos razones más: la entrega de Anthony Minghella (The Talented Mr. Ripley, 1999) sobre el mismo personaje nos había latido bastante, mientras que de la de Wenders, la mera verdad ni nos acordábamos.

El segundo dilema no tardó en dilatar y se presentó en el momento de elegir un horario, pues no queríamos salir tan noche. La sala uno la exhibía a las 22:30 horas. No, esa no, saldríamos muy tarde; casi brincamos de gusto, asustando a unos de la fila, cuando descubrimos una función más temprano y optamos por esa que se proyectaba a las 22:25.

Con bastante tiempo de espera (eran como las 21:00 horas) nos dirigimos al café, donde el Juan describió su semanita y media de luna de miel atrasada en la playa, con la Dulce. El clímax llegó con el relato de la casi tragedia de "Tu cola" (nombre de la perra gran danés del Juan) que, para salir a su encuentro, se lanzó de la azotea en un festejo suicida cuando los vio llegar de sus vacaciones; lo bueno es que no le pasó nada (por cierto, ya se imaginarán la cantidad de frases...

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