Cinexcepción / Luz portentosa

AutorHugo Hernández

Luz Silenciosa (2007), la más reciente entrega del mexicano Carlos Reygadas, es una cinta que desde su austeridad invita al comentario hiperbólico: los recursos estilísticos y económicos son pocos, sin embargo su utilización es tan provechosa que en el camino cabe creer, como en la historia de la cinta, en el milagro (ahí donde los realizadores nacionales se quejan de poco presupuesto para sus "grandes ideas", Reygadas muestra que el resultado no es cuestión de pesos y centavos).

La cinta recoge una historia sencilla (con ecos a David Lynch y Una historia Sencilla) en un rincón de Chihuahua que parece un pedazo de otro país, con personajes que nacen de (y encarnan) miembros de la comunidad menonita. Johan descubre a "su mujer natural", pero lo hace estando casado y con una numerosa prole; el evento literalmente detiene el tiempo (y la cinta se arma entre un amanecer y un anochecer a lo largo de algo así como un año; y es un cine que, como el de Tarkovski, es tiempo esculpido); el conflicto es maravilloso porque se vive sin dramatismos (el llanto de Johan al inicio es uno de los más conmovedores que me ha tocado presenciar en una pantalla). Sí, es una cinta que motiva a la ironía.

Fiel a su estilo, Reygadas trabaja con actores no profesionales, como el francés Robert Bresson (que propone "modelos" ahí donde el cine ha echado mano de "actores"), el argentino Carlos Sorín o el iraní Abbas Kiarostami. Sin embargo, en su trabajo con la cámara y con la luz se perciben cambios notables. La cámara, ligera, contribuye a la densidad de la propuesta: con acercamientos casi imperceptibles y mirando con frecuencia a través de las ventanas, nos invita a asistir como testigos...

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