Cinexcepción / El bisonte que fue búfalo

AutorHugo Hernández

Los que han leído la novela la califican de "intensa" o de "sórdida", adjetivos ambos que remiten a "fuerte". Tales calificativos dejan ver que El Búfalo de la Noche, de Guillermo Arriaga era bien acogida en papel. Entonces, y de cara a la conocida ambición de Arriaga, quien desdeña el término de guionista y se planta como "escritor de cine", ¿a quién responsabilizar de la ausencia de intensidad y fuerza de El Búfalo de la Noche (2007)? Porque como en Edipo Reprimido, contribución de Woody Allen a Historias de Nueva York (1989), en la que la madre del protagonista le quitaba todo el sabor al pollo que cocinaba, en El Búfalo... se las ingeniaron para quitarle todo el sabor al animal.

Una vez en los terrenos de la zoología no fantástica, repasemos las bestias que, con ánimo metafórico, tienen presencia en pantalla. Además de la del título, que surge de lo que a la larga será una elocuente confusión (se anuncia un búfalo y se ve un bisonte) y animaliza la enfermedad, se ve a un lobo que deambula en su jaula y, nos dice la protagonista, es "el animal más hermoso del mundo". Qué bueno que la susodicha alcanza a encontrar algo de belleza en esa perniciosa bestia y en esta cinta, porque ilustra cómo la apreciación de la belleza, como la experiencia amorosa, son más asunto de la patología que de la cinematografía.

Como en Amores Perros (2000), volvemos a los amores tormentosos que de tan bestiales terminan siendo bien humanos. Arriaga plantea una historia geométrico-zoológica en la que dos amigos comparten las tiernas carnes de Tania. Y por más...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR