Cineasta con identidad

AutorHugo Lazcano

Formado en la liga de los grandes hacedores de ardides publicitarios, igual que otros de sus colegas británicos, como Ridley y Tony Scott, Alan Parker supo concebir un estilo fílmico propio.

Su obra cinematográfica goza de muchos puntos de valor: es variada, visualmente original, por ella desfilaron grandes actores, y sus guiones tuvieron una arquitectura narrativa distanciada con la anodina y abrumadora cantidad de producciones de los años 70, 80 y 90.

Desde su debut, con el telefilme The Evacuees (1974), un drama bélico que cuenta el peregrinar de dos hermanos judíos entre el maltrato de sus padres adoptivos y la violencia inherente a la guerra, Parker evidenció un talento natural para contar historias llenas de matices.

Un premio Emmy Internacional y notables críticas secundaron este discreto debut.

Bugsy Malone (1975), escrita por Parker, una divertida parodia de los gángsters llena de elementos musicales, lo puso en el plano internacional y fue carta de presentación para que Columbia Pictures lo colocara al frente del ambicioso proyecto Expreso de Medianoche (1978), escrito nada menos que por un ambicioso Oliver Stone, quien unos años después sería estrella gracias a Caracortada (1982).

Pero antes de esta cinta, con el que el director británico "la rompió", como se dice ahora, tuvo que hacer No Hard Feelings (1976), como parte de un contrato que tenía con la BBC.

Con una nominación al Óscar como Mejor Director por Expreso..., que se adjudicó dos galardones (Stone como Mejor Guión Adaptado, y Giorgio Moroder por Mejor Música), Parker inició una nueva década con Fama (1980), un musical existencialista y dramático alrededor de una academia de música, sus profesores y sus rebeldes y extrovertidos alumnos, en el que quedó la semilla de su talento para el género.

Nuevamente repercusión en los Óscares: dos preseas, Mejor Música y Mejor Canción ("Fame"). Para darle a esto perspectiva, en Spotify el playlist cuenta con al menos 5 mil escuchas mensuales.

Seguiría el ahora mítico Pink Floyd The Wall (1982), escrito por el mismísimo Roger Waters, quien después confesaría que...

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