Cine Qua Non / Lloyd, el hombre de los lentes

AutorRicardo Pohlenz

Cuando se habla de los grandes cómicos del cine silente, Harold Lloyd siempre figura como un tercero. Es algo que puede señalarse como una fatalidad típica de la farsa, tan cruel como significativa: siempre el tercero, incluso cuando de quién se habla es de Harold Lloyd.

La mención de los otros dos cómicos resulta casi obvia. Primero está Charles Chaplin, gran poeta de la zancadilla que supuso una feliz celebración de lo subversivo. Su personaje, Charlot, vagabundo circunstancial propenso a causas tan mínimas como nobles, dio pie a la revisión emocional hecha por el crítico francés André Bazin. Una lectura que transgrede y trasciende los límites formales de Chaplin como cómico y estrella.

Bazin se dio el lujo de llamarlo "el hombre al margen de lo sagrado" y desde ahí le perdona todo para canonizarlo como santo moderno. El libro que resultó de sus pesquisas y admoniciones se llamó simplemente Charlie Chaplin y es un clásico de su género.

En segundo lugar está Buster Keaton, paradoja esencial del universo, propenso a salvar las situaciones más aguerridas con una vocación sobrenatural para dar el salto en el justo momento (gimnasta extremo, igual que Chaplin). Brilla como característica esencial su rostro, con el que ofrecía la ironía de situación suficiente para sus percances, héroe-víctima de un humor de propensión trágica pero con final feliz.

Esa propensión trágica, despojada de todo rastro de humor y final feliz era un tema obsesivo de Beckett, dado a señalar el absurdo esencial de todo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR