Cine Qua Non / El cine a la italiana

AutorRicardo Pohlenz

Cinecittá surgió, emblemática y monumental, al amparo de la Italia fascista, en 1935. Los gigantescos estudios romanos se imponían en la esperanza del régimen por un nuevo cine. Mussolini delegó la misión a su hijo Vittorio, y para estrenarlos se encomendó una producción desaforada de películas.

El salto fue dramático, eran siete los filmes producidos en 1930 y 84 los que se hacían para 1939. Pero más allá de las cifras presumidas por el régimen en su necesidad de propaganda, no hay mucho que destacar.

Se trata de un cine que se luce en la explotación de temas históricos y mitológicos. Como la propaganda, dado a lo grandote. Carmine Gallone, por ejemplo, movilizó gran número de elefantes para su versión de Escipión el Africano (1937). El resultado sería una joya de ridículo espectacular.

El nuevo cine italiano surgió al margen de estos desplantes. Se trató de una resistencia. Gracias al Centro Experimental y a los Grupos Universitarios Fascistas, una juventud italiana que se negaba a la complacencia pudo asomarse al cine francés y soviético y renegar del cine hecho en Italia por los "calígrafos" (dedicados a la adaptación de novelas decimonónicas) y el de "teléfonos blancos" (imitación del producido en Hollywood).

El primer momento del neorrealismo puede ser declarado con el estreno del filme Obsesión, de Luchino Visconti, en 1943. Visconti fue ayudado por el crítico Guiseppe de Santis, quien junto con Umberto Barbaro habían sentado un año antes las bases para el cine neorrealista...

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