Cine Qua Non / El 'buen salvaje'

AutorRicardo Pohlenz

El cine del realizador argentino Lisandro Alonso apela a una pobreza esencial. Persigue trayectos mínimos. Los despoja de todo argumento para exhibirlos en sus huesos. Lo que presenta en pantalla es un seguimiento de lo anodino.

La cámara, muchas veces inmóvil, se deja sentir como un emplazamiento circunstancial. El interés que puedan suscitar sus protagonistas se debe a sus acciones mínimas, desempeñadas como parte del rito de todos los días.

No se trata de actores. Sus protagonistas, sea Misael Saavedra en La Libertad (2001), sea Argentino Vargas en Los Muertos (2004), sean los dos en Fantasma (2006), no son profesionales. La relación entre ellos y Alonso resulta de encuentros circunstanciales, de mínimos descubrimientos vitales.

La vida y pequeños milagros que captura tiene algo del "Beatus Ille" cantado por Petrarca. Hace invocación de la vida simple del campo en largas tomas contemplativas donde sus personajes se pierden como parte del paisaje. Lisandro Alonso puede ser descrito como un vitalista.

Misael Saavedra es un leñador de la Pampa, Alonso lo conoció en un viaje de trabajo que hizo con su padre por allá. La rutina diaria de Misael lo cautiva tanto como para retratarla, a mitad de camino entre el documental y la ficción, como un momento de verdad esencial, una manifestación que se resiste y se obstina, que vive al margen del mundo.

A diferencia de Saavedra, Argentino Vargas tiene una presencia a cuadro que hace sospecharlo un actor profesional. No es cierto. Es un vano consuelo de crítico frente a un cine que se hace con personas de verdad, pero que no puede ser...

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