Cine y Algo Más/ Carl T. Dreyer: La psicología mística

AutorRicardo Pohlenz

La situación extrema en la que vivió Carl Theodor Dreyer sus primeros años marcó profundamente su visión del mundo, extrema y rigurosa, tensa y austera, con una aspiración obsesiva por lo perfecto que llega a transpirar niveles místicos (o al menos, así llegan a sentirlo aquellos que han visto sus películas). Nacido en 1889, hijo ilegítimo de un granjero sueco y su criada, pasará de un hogar adoptivo a otro hasta que es finalmente adoptado por una estricta familia luterana danesa. Comparado muchas veces con Bergman (de quien es su estricto antecedente histórico), Dreyer es un minucioso artesano psicologista que explora las motivaciones profundas de alma humana en frescos cerrados, mise-en-scenes opresivas realizadas en estudio, con decorados mínimos, trabajadas a partir de intensos primeros planos y largas tomas llenas de melancólica tensión.

Dreyer se inicia en el cine como titulista, para convertirse poco después en guionista y (finalmente) en realizador. Su primera película resultará anodina, pero no tardará mucho en obtener ese estilo que le será característico a lo largo de su carrera y formar parte del auge cinematográfico danés que verá su fin con la Gran Guerra. Emigrado a Francia, realizará su emblemática La Pasión de Juana de Arco (1927) a partir de las transcripciones de las actas históricas proceso (algo que incomodó a las autoridades eclesiásticas parisinas). Casi un poema, La Pasión de Juana de Arco está construido casi enteramente de primeros planos que enfrentan a Juana (vista en picado) bella y incólume víctima, con sus inquisidores, oscuros y gesticulantes...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR