Cincuenta años después de su publicación, desde ‘Momo’ con amor

Fecha de publicación20 Agosto 2023
Escultura de ‘Momo’ en Northeim, Alemania. Foto: Especial.
Escultura de ‘Momo’ en Northeim, Alemania. Foto: Especial.

Por Patricia Martín Ortiz / The Conversation

“Pero el tiempo es vida y la vida reside en el corazón”.

Hace cincuenta años, desde la villa de El Unicornio, a unos kilómetros de Roma, se lanzaba Momo, un libro que sería la consagración de su autor, un escritor alemán que había dejado su país porque no estaba de acuerdo con las corrientes literarias del momento.

Se trataba de Michael Ende, Mijael Ende. Hijo de un pintor surrealista de renombre, Edgar Ende, Michael, nacido en 1929, pasó su infancia en el taller de su padre absorbiendo los colores, los olores, las imágenes y la simbología que más adelante plasmaría en sus libros.

Los orígenes de Michael

Durante muchos años, Michael no se sintió cómodo en el colegio. Su educación, además, se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos de Alemania y la llamada a filas de los adolescentes para defender al país de los Aliados.

Durante la guerra, los cuadros de su padre fueron prohibidos por el gobierno nazi, por considerarse obscenos. Varias de las obras que tenía en el estudio fueron destruidas en un incendio en 1944. Fue una época muy dura. Muchos de los amigos del pintor desaparecieron y fueron enviados a los campos de concentración.

En 1946, tras finalizar la guerra, Michael empezó a estudiar en la Escuela Waldorf de Stuttgart. En ella se seguía la filosofía de Rudolf Steiner y se daba importancia a la libertad del individuo, a la creatividad, a la curiosidad, a la experimentación y al interés por la naturaleza, y allí pudo florecer la personalidad del joven.

Tras la escuela Waldorf, estudió en la Escuela de Otto Falckenberg asociada al Teatro de Cámara de Múnich. Durante un tiempo se dedicó a la actuación, compaginándolo con la escritura de obras dramáticas.

Conoció entonces a la actriz Ingeborg Hoffmann, con la que se casó. Hoffmann le facilitó diversos contactos en cabarés político-literarios de mucho renombre: Die Kleinen Fische, Lach-und Schiessgesellschaft… Esto le permitió dedicarse a guionizar sus espectáculos.

Literatura infantil de adultos

Su carrera como escritor de libros infantiles comenzó junto al dibujante Franz Josef Tripp. El resultado fue Jim Botón y Lucas el Maquinista, un manuscrito ilustrado “con demasiadas páginas” –según el editor Hansjörg Weitbrecht, de la editorial Thienemann– que dividieron en dos volúmenes. La segunda parte se llamó Jim Botón y los trece salvajes. Con esta novela divertida del género fantástico de aventuras cosechó un gran éxito.

Pero su triunfo definitivo, no solo como escritor para niños sino también para adultos, lo obtuvo con Momo.

“Y si alguien creía que su vida estaba totalmente perdida y que era insignificante, que él mismo no era más que uno entre millones, y que no...

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