Cierran los templos y abren las compus

AutorJorge Ricardo

Entre tantos cambios que ha impuesto el Covid-19 a la vida cotidiana está, para los católicos, rezar el rosario por Facebook y confesarse en menos de cuatro minutos. Es el tiempo que otorga el sacerdote de la parroquia de la Sagrada Familia, en la Colonia Portales, Ciudad de México, Roberto Funes Díaz, a los fieles que llegan al atrio a pedir el perdón de sus pecados.

"Algunos quisieran hablar más, sobre todo con el drama de los miles que han muerto, pero es el tiempo recomendado para hablar con alguien sin arriesgarse a contagiarse", dice el sacerdote de 49 años, quien en mayo salió positivo de Covid-19.

El resultado lo obtuvo del examen que le practican antes de visitar a los enfermos de Covid-19 para llevarles el sacramento, con sotana y mascarilla súper tecnologizada. No tuvo síntomas y por eso dice que los cuatro minutos, el biombo y la careta no es sólo para protegerse de los fieles, sino para protegerlos a ellos de sí mismo.

En otros templos católicos, como la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, no se fija un tiempo máximo para el perdón, pero la instrucción es ser lo más breve posible. "Deben de venir ya con una reflexión hecha", según informaron en la parroquia. En ambos casos, los fieles deben llevar cubrebocas y pasar primero por gel antibacterial en la puerta de la iglesia y hablar, en la Parroquia Sagrada Familia, a través de un biombo blanco, y en la Catedral, a través de una cortina de plástico transparente.

Pero el tiempo de la confesión de los católicos no es el único cambio. El coronavirus, que ha matado a más de 45 mil personas en México, modificó toda la manera de acercarse a lo divino. La principal ruta ahora es la sana distancia, el teléfono y el internet. Por ahí profesan, rezan el rosario, transmiten las misas, piden limosnas y despiden a los muertos.

Los Testigos de Jehová no caminan las calles, Biblia en mano, ni tocan las puertas. Ahora mandan mensajes de WhatsApp o llaman por teléfono a amigos y conocidos y aseguran que a veces hasta el azar. "Te puedo decir que los resultados han sido mejores, yo creo que no sólo es el hecho de que las personas no tienen que abrir la puerta, sino que están más sensibles, más receptivos", afirma el vocero, Marcos Moreno. "En la tragedia hay una necesidad de hablar y de ser escuchados", agrega.

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