Cien años de generosidad

AutorMaría Luisa Medellín

La impaciencia alarga los días de Virginia Treviño Rosales. No se acostumbra a la inactividad y el doctor le asestó otras semanas de reposo.

"Hay tanto qué hacer", suelta palmeando la mesa del comedor con voz recia que en momentos trasluce fragilidad.

Le desespera no estar en condiciones de reanudar esas juntas donde asesora a un racimo de agrupaciones de colonias marginadas que, en su honor, llevan su nombre, y a otras más que se acercan por su experiencia y consejos.

En tales circunstancias, el teléfono y su agenda se han vuelto imprescindibles para aliviar las necesidades de los más pobres, a quienes ha dedicado casi el siglo de su existencia.

"No me puedo detener. Desde niña, mis padres me enseñaron que lo deveras valioso en la vida es servir", sentencia esta dama de mente lúcida y tez poblada por los lunares de la edad.

Tras un sorbo a la humeante taza de café, comparte que quizá por su preocupación genuina hacia la gente siente que la aprecian, incluidos los funcionarios encargados de las áreas de desarrollo social, ya que suelen atender con diligencia a los grupos de vecinos que acuden a sus oficinas, luego de su intermediación.

De anteojos con armazón metálica y cabello muy corto, teñido de castaño, Nana, como también la llaman, no abandona su Unión de Sociedades Virginia Treviño de Collins, enfocada en la asistencia social de las colonias Garza Nieto, Caracol, Moderna, Madero, Industrial, Santa Lucía, Predio 21 y Luis Echeverría, entre otras.

Es común que cualquier mañana tome el teléfono de su casa, en la colonia Vista Hermosa, y pregunte a los presidentes de cada zona -sus brazos en el campo de acción- si ya repartieron las despensas, las sillas de ruedas, los medicamentos o la ayuda para cubrir servicios funerarios, conseguidos en instituciones oficiales, organizaciones civiles y con algunos particulares.

Hace unas semanas, Julia Almaguer, presidenta en la colonia Moderna, se comunicó con ella para hacerle saber del robo del cableado de la luz en la Escuela 15 de Mayo.

El problema fue atendido por la Secretaría de Educación, y como los padres organizaron una jugada de lotería para recaudar fondos, ahora planean instalar una cerca con picos alrededor del patio, con el fin de evitar más hurtos.

"Tratamos de que doña Virginia descanse, porque se emocionó tanto con la fiesta que sus hijos le organizaron el día que cumplió 100 años, que se puso un poco malita, pero ella quiere que la mantengamos informada", comenta Julia, refiriéndose a que después de la celebración del pasado 12 de mayo, la festejada sufrió una arritmia cardiaca que la mantuvo en el hospital por unos días.

"Ni yo tengo el vigor ni la memoria de la señora; tampoco sus contactos. Con ella se abren las puertas en todos lados", asegura, pues la conoce desde los 70, cuando preocupada por la falta de atención a los tuberculosos fundó y presidió el Comité Pro Asilo del Buen Pastor.

Guadalupe Arévalo, quien la asiste desde hace tres lustros, dice que hasta el año pasado doña Virginia recorría el área metropolitana y otros municipios, como Doctor González y El Carmen, para impulsar agrupaciones de...

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