En el Cibercafé / La ciudad del conocimiento

AutorHumberto Vela del Bosque

No es necesario ser un genio de la informática para reconocer cuando un programa se desempeña notablemente, como tampoco se requiere ser un Gabriel García Márquez para distinguir un buen libro, ni ser Diego Rivera para gozar de un buen cuadro.

Igualmente no se necesita ser muy inteligente para hacer mucho dinero, ni ser simpático, guapo, carismático y agradable para ser un buen líder, ni ser Pelé, Valdano, o Maradona para disfrutar un buen partido de futbol, como tampoco se requiere haber leído un libro para escribir uno.

Hay listos, audaces, agresivos, aventados, bribones, o que no les queda ninguna otra opción más en la vida que perseverar en el oficio o en el trabajo que les tocó desempeñar, y que por su misma viveza, audacia, agresividad, bribonería, o perseverancia, lograron obtener resultados notables, y se destacaron por encima de la media, ya sea de su barrio, ciudad, estado y algunos, hasta de su país.

Igualmente no se requiere ser un científico, pintor, escultor, músico, cantante o escritor para darse cuenta lo lejos que estamos de construir en Nuevo León una sociedad orientada al conocimiento, a la cultura, a la educación.

Pretender vivir en la ciudad del conocimiento, cuando la sociedad premia cualquier cosa menos la inteligencia, la cultura o el conocimiento, es un reto enorme que tiene que superar el gobierno de Natividad González Parás.

Convertir el área metropolitana de Monterrey en un centro de conocimiento, de cultura, de inteligencia, transformar una ciudad en donde existen más de mil puntos de venta de alcohol por cada punto de venta de libros, está cañón.

Creernos que por contar con Marco, el Museo Metropolitano, el Museo de Historia Mexicana y unas cuantas galerías de arte, una que otra librería, una sinfónica universitaria mal pagada y poco reconocida, o un ballet que ofrece unas pocas funciones anuales, nos hará fácilmente, con un evento como el Forum del 2007, un centro tecnológico, artístico, cultural o de conocimiento, es un sueño.

Y claro, hay sueños que se convierten en realidad, y el que nos plantea el Gobernador es realizable, pero pienso que nos hará falta mucho más de tres años: requerimos de unas cuantas generaciones.

Ya los medios dieron cuenta cabal que en nuestro estado se premia todo, menos la investigación científica. Hasta Morelos, un estado más o menos rascuachón, tiene más científicos que nosotros, que nos sentimos y nos creemos la locomotora que jala al país, nombre, qué locomotora, nos creemos el...

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