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Christopher Domínguez Michael / La derecha sin nombre

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Vincent
AutorChristopher Domínguez Michael

México es uno de los pocos países del mundo donde la derecha no se llama derecha. Recuerdo la cara de asombro de algunos amigos míos, de impoluto izquierdismo, cuando aterrados por la victoria del PAN en 2000, se les recordaba que durante muchos sexenios ya habíamos sido gobernados por otra derecha: el PRI. El larguísimo dominio de la Revolución Institucional los aburría o los asqueaba pero no los llenaba de pánico, acaso por el laicismo, más jacobino que liberal del PRI, que a fin de cuentas los panistas, espantados por ser vistos como mochos por la patria juarista, respetaron, píldora del día siguiente incluida, pese al crucifijo de Fox, las idas a misa de la pareja presidencial y algún otro incidente menor. Lo peor -la criminalización del aborto en algunas entidades- se hizo y no es casual, en contubernio con el PRI.

No son muchos los panistas que se asumen abiertamente de derecha, como harían sus símiles en Europa occidental y recurren con frecuencia a eufemismos: que si partícipes del "centro social" o heraldos del humanismo moral. Esa inhibición es una herencia del priato, que supuestamente los habría disuadido, a los panistas, a nombrarse como demócrata-cristianos (que es lo que son muchos de ellos) y que le heredó, a nuestro siglo XXI, ese escrúpulo: sigue siendo políticamente incorrecto reconocerse de derecha en México.

A esa inhibición que separa al nombre de la cosa, en el PAN, la protege la pobreza intelectual de la derecha mexicana. Es mentira que la derecha no tenga ideas, sino intereses, como se decía en mis tiempos y para ello basta asomarse a la tradición francesa o a la norteamericana. Les sobran ideas, algunas horribles y otras, al menos, interesantes. Pero en México, hay que hacer hemerografía (se está haciendo, por fortuna) para encontrar pensamiento conservador más allá de Alamán, Gómez Morin y Vasconcelos. Éste último, al morir en 1959, estaba demasiado loco como para muñir de ideas a los entonces casi simbólicos panistas: el viejo Vasconcelos, pese a su publicitada "reintegración a la gracia", era mal visto en la Iglesia Católica por encratista: agitaba el petate...

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