Christopher Domínguez Michael / Una feria de 50 años

AutorChristopher Domínguez Michael

Se cumplieron 50 años de La feria (1963), de Juan José Arreola, en la Serie del Volador de Joaquín Mortiz, la colección más hermosa en la historia de nuestra edición, dicho sea de paso. Tras releerla trato de explicarme su frecuente ausencia cuando se enlistan las claves del canon mexicano. Recuerdo la oposición establecida entre La feria y Pedro Páramo (1955), proyección de la rivalidad entre los dos prosistas jaliscienses. Novelas polifónicas las dos, fragmentarias ambas, una sería, la arreoliana, la novela del día y otra, la rúlfica, la de la noche. Así, diciéndolo con un doble Joyce, el de Sayula sería el autor de nuestro Finnegans Wake y el de Zapotlán El Grande, de nuestro Ulises. Ambas son novelas modernas aunque La feria carezca, por ser ajeno al temperamento de su autor, de proyección mítica. Arreola, adrede, se conformó con escribir la página final en la historia de su pueblo; Rulfo, quizá sin preverlo del todo, se arrimó a la fuente imperecedera del mito del cacique primordial y su paraíso perdido. En fin, esa oposición entre Rulfo y Arreola ya está muy vista y aplaudida. Insistieron en ella Carballo, Felipe Vázquez, yo mismo.

La provincia de Arreola es una versión ciudadana, de pequeño comerciante, digamos, de los novelones ensarapados y topográficos de Agustín Yáñez, pero pese a su falta de solemnidad, está más cerca de aquéllos, como es obvio, que de la narcoliteratura de nuestros días, pues en 50 años, si hiciésemos un mapa como los de Franco Moretti, el centro de gravedad de la novela mexicana se habría desplazado del occidente del País, de Comala y Zapotlán de las manzanas, a la "región más transparente", la Ciudad de México y su sucesión de novelas totales y quizá por ello fallidas, y de allí al norte, redibujado a partir de los años 80 por tres autores ya muertos, los tres precozmente: Gardea (en el 2000), Sada (en el 2011) y Elizondo Elizondo (en agosto de este año, apenas), a quienes han relevado, hayan nacido aquí, allá o acullá, los Parra, los Herbert, los Velázquez, los Boone, los Herrera, los Rodríguez...

¿Qué es, entonces, La feria? Pese a su apariencia festiva y localista no es la de Arreola (1918-2001) una novela de la vieja moralidad. No lo era en 1963, cuando so pretexto de la larga visita al confesionario de uno de los narradores, escuchamos hablar de adulterios, borracheras y protestantismos, homosexualidad encubierta y abierta, lo mismo que de fornicaciones no por confesadas menos infrecuentes. Ésa es una de...

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